jueves, 21 de mayo de 2009

Serafín Castellano: la normalidad de la corrupción

Que la Comunidad Valenciana se ha convertido en el hazmerreir de España y, posiblemente también, del resto de Europa, es algo tangible. Que los que nos gobiernan se ríen de la ciudadanía valenciana, porque siempre acabamos (espero que no "acabaremos") votándoles a ellos, también.
Y es que, en esta comunidad la corrupción se ha convertido en algo tan generalizado que ya es hasta normal. Vergonzoso fue ver a gente apoyando a Camps. Pero más vergonzoso es ver que los corruptos se justifican en la "normalidad" de sus actos.
Uno de ellos fue, hace ya unos meses, Serafín Castellano, conseller de Gobernación en la comunidad Valenciana. Adjudicó durante años obras a la empresa Construcciones Taroncher y Asociados. La dueña de esta firma es copropietaria con la esposa del consejero de unos terrenos rústicos en el término de Llíria (Valencia), un suelo que también paga el alto cargo del Gobierno de Francisco Camps mediante un crédito compartido y solidario con su esposa y la dueña de la citada empresa.
Muchos de los contratos han sido para reformas en el hospital La Fe. La cifra es significativa: en ocho años, la constructora facturó siete millones de euros a la Generalitat.
Lo peor es que él lo admitió y dijo que era lo más normal del mundo. Y aún habrá quien se lo habrá creído.

2 comentarios:

Catarroja Descoberta dijo...

Eso es lo peor Kurz la normalidad de la corrupción, en Valencia hay
un dicho: "Fer com fan no és pecat" (hacer lo mismo que hacen otros no es pecado) pero este dicho no se puede aplicar en todos los casos, como estan haciendo estos sospechosos de soborno ó imputados por cohecho como quieras decirlo.
También hemos de recordar la sabia frase de nuestros padres/madres: "y si tu amigo se tira por el balcón, ¿tú te tiras también?”

Kurtz dijo...

Pero muchos, en vez de recordar esa última frase a la hora de votar, lo que hacen es justificar al corrupto porque se creen esa misma normalidad. No han sido pocos los que han dicho: "A Camps lo persiguen por cuatro trajes, habiendo otros por ahí...".