"Los valencianos van a tener el gobierno que han querido". Con estas palabras, cargadas de resentimiento, recibía Rita Barberá los resultados electorales del domingo. Unos resultados que la sacaban del ayuntamiento de Valencia, al frente del cual ha estado 24 años ininterrumpidos.
No es la única que ha recibido los resultados. En un pueblo de Castellón, una candidata se quejaba amargamente por la votación hecha por sus vecinos que daba la alcaldía al partido rival.
Yolanda Barcina, presidenta en funciones de Navarra, por UPN, ha llegado a asegurar que los resultados de las elecciones pueden desembocar en situaciones como la de Venezuela o la Alemania prenazi.
Pero donde más se está viendo este resentimiento es en la capital, en Madrid. Y ese resentimiento está teniendo un nombre propio: Esperanza Aguirre.
En los últimos días ha acusado a su rival, Manuela Carmena, de Ahora Madrid, de pertenecer a un partido que quiere acabar con la democracia occidental. Rafael Hernando ha coincidido con ella al afirmar que ni Podemos ni Manuela Carmena creen en la democracia española y nos quieren retraer a épocas anteriores a 1978. La última de Aguirre, hace unas horas, ha sido decir que Carmena está montando soviets en los barrios de la capital. Tan desesperada está Aguirre por evitar que Carmena llegue al poder que incluso le ha ofrecido la alcaldía al candidato socialista, Antonio Miguel Carmona. Incluso ha llegado a sugerir un gobierno de concentración (incluyendo a Manuela Carmena).
No sé si Aguirre hace todas estas declaraciones delirantes (que a empezaron en campaña; recordemos cuando se decía que si Carmena ganaba sería la última vez que se votara libremente, o cuando periodistas como Terstch decían que con Podemos en el poder se empezaría a matar a ciudadanos por ideas políticas) porque está desesperada por evitar que la izquierda llegue al poder y se descubra lo que se guarda en los cajones, o porque está paranoica, o porque padece algún tipo de demencia senil, o porque tiene un complejo mesiánico que supera al de Aznar. Pero lo cierto es que la democracia no peligra porque Podemos llegue al poder y aireé los trapos sucios ni cambie la forma de hacer política (que no la democracia). El peligro de la democracia española no está en la ciudadanía ni en la democracia participativa. Está en la corrupción en la sinvergonzonería de cierta clase política que cree que sus ideas son las únicas válidas, que cree que la democracia solo vale cuando ganan ellos y que han actuado en España como si fuera su cortijo. Que se tranquilicen Rita Barberá, Esperanza Aguirre y todos los miembros del PP. Ni España se hunde, ni se rompe, ni los valencianos nos vamos a transmutar en catalanes, ni la democracia está más en peligro ahora que antes, ni van a venir los comunistas (norcoreanos, bolivarianos, chavistas o soviéticos), ni van a gobernarnos terroristas. La democracia ha hablado y aunque les joda tendrán que asumir lo que el pueblo ha decidido.
miércoles, 27 de mayo de 2015
La derrota os sienta tan mal
martes, 26 de mayo de 2015
Y llegó el cambio
viernes, 22 de mayo de 2015
La mayoría que necesita Valencia
Hoy se cierra la campaña de las municipales autonómicas. El domingo tendremos opción de elegir a los hombres y mujeres que gobernarán en nuestros ayuntamientos y presidencias autonómicas (eso si los fraudes de los votos por correo no pervierten los resultados).
En algunos lugares las encuestas ya pronostican cambios. En otros se está rozando.
Valencia es uno de esos lugares que necesita un cambio. Y lo necesita urgentemente. Después de más de dos décadas de Gobierno del Partido Popular, dos décadas plagadas de corrupción y mala gestión traducida en un despilfarro de dinero público, no podemos dejar pasar esta oportunidad.
En Valencia hay tres partidos ahora mismo que representan esa ruptura con la política de siempre: Compromís, Esquerra Unida y València en Comú. Espero sinceramente que estos tres partidos logren una mayoría conjunta suficiente para gobernar y que por fin podamos ver la luz, la luz entre tanta oscuridad. Que por fin se regeneren las instituciones valencianas y se limpie toda la corrupción. Que Valencia esté en el mapa, pero no por su corrupción, si no por demostrar que otra forma de gobierno es posible. En definitiva, que se rompa con el anterior modelo de gobierno, un modelo insostenible; que se deje de gobernar para los empresarios y los amigotes del alma a los que algunos quieren un huevo y se gobierne de una vez por todas para la ciudadanía. Eso es ahora lo que necesita Valencia.
jueves, 21 de mayo de 2015
La necesidad de que ETA siga viva
miércoles, 13 de mayo de 2015
La discreta homofobia
Hace unos meses, el periodista (por llamarlo de alguna manera) Eduardo Inda andaba preocupado. El partido Podemos, según decía él (y Eduardo Inda, en lo que se refiere a Podemos, miente más que habla), se financiaba con dinero del régimen iraní que cuelga homosexuales de grúas. Idéntica preocupación comparte el partido ultraderechista Vox, quienes en la campaña de las elecciones andaluzas realizaron un delirante vídeo en el que imaginaban una Andalucía gobernada por Podemos en la que, entre otras cosas, se arrojaba homosexuales desde lo alto de la Giralda. El vídeo de Vox estaba inspirado, sin duda, en esas terribles imágenes de los terroristas de Estado Islámico lanzando homosexuales al vacío desde azoteas.
Tendemos a pensar que la homofobia actual solo existe en el terreno del radicalismo islamista. Y lo que sucede es que en esos ambientes, como la dictadura iraní o las atrocidades de Estado Islámico, es que la homofobia es visible. En nuestra sociedad; en nuestra democrática, civilizada y cristianísima España; en nuestra democrática, civilizada y cristianísima Europa, la homofobia es algo presente pero discreto, oculto y silencioso. Se mata silenciosamente.
Las preocupaciones de la derecha española, de personas como Inda o partidos como Vox, por el destino de los homosexuales en realidad es una pose, un postureo. Y lo digo porque no les veo denunciar con el mismo hincapié la discriminación homofóbica en España y Europa. Y es que la homofobia conviene que esté soterrada para que algunos puedan seguir jugando a demócratas y centristas.
En nuestro país, decenas de jóvenes homosexuales son brutalmente atacados al grito de "maricones". Algunos casos, muy pocos, saltan a los periódicos, pero no merecen siquiera una condena ni un gesto, ni siquiera desde las instituciones. Un suceso más. Importan más otras noticias más intrascendentes.
Según datos oficiales, de los 1.285 delitos contabilizados como delitos de odio en España, el 40% (unos 503) están relacionados con la orientación sexual de la víctima o su identidad de género. Sin embargo, estos datos serían solo la punta del iceberg, ya que, según estima el Observatorio contra la Discriminación de la Federación Estatal de Lesbianas, Gays, Transexuales y Bisexuales, el 70% de los agredidos física o verbalmente no denuncia, por miedo o por vergüenza.
¿Desde las instituciones se hace algo? No. Y generalmente lo que se hace es para aumentar esa discriminación. Hace unas semanas, el Tribunal de Justicia de la Unión Europea avalaba la prohibición de donar sangre a los homosexuales, alegando el riesgo de contagio de enfermedades. Habría que recordar a los magistrados europeos que el riesgo no está en la orientación sexual sino en las prácticas. Además de que los heterosexuales también sufren enfermedades de transmisión sexual y que, en cualquier caso, la sangre donada pasa controles para determinar si porta alguna enfermedad. En cualquier caso, la prohibición de donar sangre es sorprendente (o debería serlo) en una sociedad presumiblemente tan avanzada en temas sociales como nos venden que es la europea. De aquí a empezar a marcar en la vida pública a los homosexuales (quizá con una estrella rosa en la solapa de la chaqueta) solo queda un paso.
En España no nos quedamos atrás. Hace unos días se montó una polémica por las definiciones que de "homosexual" y "heterosexual" daba un libro de texto (de la Editorial SM) de Biología de 3º de la ESO.
Recibiendo esta educación que reciben nuestros chavales, que no nos extrañe que después salgan por las noches con su pandilla a cazar homosexuales y darles brutales palizas.
lunes, 11 de mayo de 2015
Andalucía: el comienzo y el final
De momento, Susana Díaz no recibe los apoyos suficientes para gobernar en Andalucía. La oposición, formada por el PP, Podemos, Ciudadanos e Izquierda Unida, le ha dicho que no. Se inaugura así la nueva era de la política española.
Vamos por partes. Susana Díaz convocó elecciones pensando que tendría el apoyo suficiente, para tener estabilidad y poder gobernar sin depender de nadie. Al final, el tiro le salió por la culata. Es cierto que ha dado un golpe en la mesa, sobre todo dentro de su partido de cara a disputarle el liderazgo a Pedro Sánchez, pero no lo suficientemente fuerte. De hecho, no quería depender de nadie para gobernar y resulta ahora que depende de todos. Depende de que Podemos o Ciudadanos se abstengan, cosa que no parecen dispuestos a hacer por ahora. Parecía que Ciudadanos sí (lo cual resulta mu curioso) pero al final fue que no. Esto ya ha pasado en otras comunidades anteriormente. Artur Mas adelantó las elecciones en Cataluña pensando que contaría con el apoyo suficiente y lo que tuvo fue un desplome importante. Álvarez-Cascos en Asturias convocó elecciones seis meses después de entrar en el Gobierno de la comunidad y acabó desapareciendo del mapa. Susana Díaz no ha acabado de ninguna de estas formas, pero la situación sí que es análoga: convocar elecciones creyendo tener el apoyo de la gente, y darse cuenta de que no tiene el apoyo suficiente. Quizá infravaloró demasiado a Podemos y Ciudadanos.
Incluso lo de no poder formar gobierno es algo ya visto en nuestra política. En Navarra, en 2007, UPN perdió la mayoría absoluta de la que disfrutaba. Al final, tras muchos tiras y aflojas, UPN (que vio como se le escindía el PP, bajo cuyas siglas se presentaba hasta entonces) tuvo que contar con el apoyo del PSN-PSOE al que tan ferozmente había atacado en campaña. ¿Pasará lo mismo en Andalucía? ¿Será una reedición de lo allí sucedido? ¿Veremos un pacto entre PP y PSOE al estilo de Navarra o Euskadi?
¿Qué partido va a querer gobernar con el PSOE andaluz? Apoyar al PSOE andaluz es como apoyar al PP valenciano o madrileño; apoyar a un partido con la corrupción enquistada. Sí, Susana Díaz presentó un programa con medidas anticorrupción. Pero no resulta creíble viniendo de donde viene.
Pero aunque la situación andaluza sea una reedición de situaciones a vistas en la política española, también marca el inicio de una nueva era. La irrupción de dos alternativas, Podemos y Ciudadanos, está fragmentando más aún la representatividad ciudadana, lo que hace más necesarios que nunca los pactos. Y en esto, tanto Podemos como Ciudadanos se van a convertir en partidos muy importantes. La única alternativa, para los que quieren sostener el bipartidismo tradicional, va a ser pactar entre ellos al más puro estilo endogámico: PP y PSOE. Estos dos partidos tienden a su desaparición y serán engullidos por el bipartidismo del futuro: Podemos y Ciudadanos. Ese es el futuro de la política española. Y ha comenzado en Andalucía.
Como ya dije al comentar los resultados de las elecciones andaluzas, vienen muchas citas electorales este año y todas van a resultar interesantes. El pistoletazo de salida lo dio Andalucía. Al año electoral y a la nueva era política española.
martes, 5 de mayo de 2015
Un único caso: De Naseiro a Bárcenas
Desde hace tiempo vengo sosteniendo la teoría de que los diferentes casos de corrupción por los que se está investigando al Partido Popular son, en realidad, el mismo caso, un caso de financiación ilegal que afecta al partido entero. Esto es algo que ahora se confirma con la aparición de los papeles de Naseiro.
Rosendo Naseiro fue tesorero del Partido Popular entre 1989 y 1990. Su apellido se hizo popular al dar nombre a un caso de corrupción: el caso Naseiro, que estalló en 1990. Aquel caso fue archivado pero se podría decir que es la génesis de los casos de corrupción que actualmente se están destapando dentro del PP.
En aquel caso se vio encausado Ángel Sanchís, quien hoy día también fue imputado en el caso Bárcenas. También se vieron salpicados otros personajes ilustrados como Eduardo Zaplana o Vicente Sanz (éste último, acusado de cometer abusos sexuales durante su etapa al frente de la televisión pública valenciana).
Los papeles de Naseiro son la clave que falta para conectar destapar toda la corrupción que se ha enquistado en el PP. No en vano, la última entrada registrada en la contabilidad de Naseiro son ocho millones de pesetas. Coincide con la primera anotación de los papeles de Bárcenas, a nombre de un tal N.R.
El círculo de la corrupción del PP está cerrado. Ya no hay excusa que valga. En cualquier país democrático, un partido con semejante lista de escándalos, y con una financiación irregular ya demostrada hasta la saciedad, se habría disuelto, y ya no recibiría el apoyo del electorado. Pero me temo que esto es España y aún tardaremos mucho en ver como uno de los partidos que más ha robado en este país desaparece se convierte en un mal recuerdo de nuestra democracia.