Hoy he leído la columna de Lucía Etxebarría en el periódico gratuito ADN (que ha desbancado al 20 minutos en mis preferencias lectoras de gratuitos). Me ha encantado. Sólo puedo decir eso. Por su mordacidad y su ironía (un cualidad que cada vez aprecio más). Dejo el enlace, pero me ha gustado tanto que no puedo reprimirme a reproducirla aquí íntegra. Disfrutadla:
Lo que me consuela es el haber descubierto que la naturaleza contradictoria me viene en la sangre, pues vivo en un país instalado en la contradicción.
Contradicción en el Código Civil. ¿Quién es español? El nacido en España de padres extranjeros, si la ley del país de origen de los padres le niega la nacionalidad. En la práctica el hijo de padres ecuatorianos nacido en España, es español. El de padres chinos, no.
Contradicción en la Ley de Cine. ¿Qué peli es española? Aquella cuyo director sea español. Una película de una productora española, con financiación cien por cien nacional, donde el cien por cien del equipo fuera español, pero dirigida por Guillermo del Toro, no será española. Pero si esa misma película es una coproducción cinematográfica internacional, donde el 50 % de todo sea extranjero, sí puede tener la nacionalidad española (está que trina, Telecinco).
Contradicción en la publicidad de una cadena de electrodomésticos que se comprometió a devolver a sus clientes el 25 % de lo que pagaron por su televisor si nuestra selección superaba los cuartos de final en la Eurocopa. Ahora les toca devolver 1, 7 millones de euros. La contradicción aquí radica en el eslogan. "Yo no soy tonto". No, sólo estás arruinado."