Carcajada terapéutica
Necesitamos ironía, humor ácido, sano e inteligente, incluso un tanto burro y simple, si quieren, pero necesitamos que alguien se ría un poco de todo esto: de monterías, trajes a medida, paranys, licencias, stands, chorizos, connivencias, prevaricaciones, amiguismos, alevosías, chulerías, tramas, filtraciones, manipulaciones... En otros lugares, con material tan suculento, te organizan diez temporadas de espacios televisivos de chanza. Aquí, no. Aquí, por mucho que presumamos de picardía desbordante, con las cosas de Palacio, de sentido del humor, escasitos. Aquí y en muchos rincones del Estado, donde la carcajada a base de clase política parece desaparecida (¿tiempos oscuros o desidia?). Decimos muchos, que no todos, porque, por lo visto, allá donde gobiernan tripartitos y nacionalistas, tan malos malosos ellos, allá, mira tú por dónde, la autocrítica y el despiporre a cuenta de altos cargos sí vale. Vale en Cataluña, con el impagable Polònia, de TV3 (una tele pública donde se pone en duda, continuamente, la espenta del mismísimo President), y vale en el País Vasco donde los de Vaya semanita se mofan ora del kalebo de turno, ora del ertzaina panoli, en un territorio donde el asunto, para muchas bromas, no está. Los catalanes y vascos, en estos temas, nos llevan décadas de ventaja, y, qué leches, demuestran estar a la altura de industrias tan dadas a la parodia y la autocrítica como la estadounidense. ¿Recuerdan las duras imitaciones que de Sarah Palin realizó Tina Fey? Dieron la vuelta al mundo y, que sepamos, a día de hoy Fey no ha sido reprobada por el Partido Republicano. ¿Y aquí? ¿Hablamos de Xavi Castillo? ¿De las críticas a Silvia Abril por hiperbolizar la figura de la alcaldesa de Valencia? Salvo contadas excepciones, el valenciano es, actualmente y en lo referente a ciertos asuntos, un humor castrado y plagado de autocensura. Y llevado a nuestra tele pública alcanza unos niveles de blancura tan radiante, que deslumbra. Eso sí, siempre nos quedará frecuentar las pluralísimas tertulias de Canal 9 o deleitarnos con los panegíricos de los equipos de Notícies 9 que acompañan al president Camps, para echar unas risas. Sí, la gracieta es simplona y demasiado obvia, pero a falta de pan...
2 comentarios:
Se echa en falta ese tipo de humor político, ya no esta los guiñoles que era la monda!
Eso si, hay que ver a esos de Intereconomia hacer el humor autentico (según ellos) solo con imitaciones de políticos socialistas.
Me encantaban los guiñoles. Eran buenísimos.
De Intereconomía, de vez en cuando he visto algún vídeo de esos.Creo que los llaman "Nada partidarios" (cuando dicen nada partidarios queiren decir lo contrario) y "Los clones" (¿clones de quién si no se parecen a los que imitan?).
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