lunes, 24 de octubre de 2016

Ximo Puig como ejemplo del PSPV-PSOE




Ximo Puig gobierna en la Comunidad Valenciana con el apoyo de Compromís y Podemos. Ha defendido, en numerosas ocasiones, y especialmente, ante las elecciones del pasado junio, la necesaria unidad de los partidos de izquierdas para desalojar al PP. En numerosas ocasiones también ha denunciado la infrafinanciación a la que se somete a la comunidad el Gobierno de Rajoy. Todo esto parecía sincero, hasta que llegó la crisis en el PSOE nacional.
Es entonces cuando Ximo Puig se quita la careta y se presenta como lo que es: un socialista valenciano, un hombre del PSPV. Primero se convierte en uno de los dimisionarios que provoca la caída de Pedro Sánchez. Después decide votar a favor de la abstención para facilitar el Gobierno de Rajoy. Es decir, no quiere para España lo mismo que hay en la Comunidad Valenciana. Y encima, está a favor de un Gobierno que margina a la comunidad tanto en infraestructuras como en los presupuestos.
El PSPV-PSOE nunca ha tenido la independencia que tiene el PSC. Ni la quiere. Se sienten cómodos en su papel de nadar y guardar la ropa al mismo tiempo. En Valencia dicen una cosa pero son incapaces de defenderla en Madrid, ya sea en el Congreso de los Diputados o ya sea ante los órganos nacionales del partido. Ximo Puig, desde luego, encaja a la perfección en el PSPV.
De la traición socialista, sin duda, la más dolorosa es la de los socialistas valencianos. Casi nos habíamos creído algunos que era verdad ese intento por juntar a las fuerzas de izquierdas.

La enésima (y ojalá que última) traición del PSOE

Ya está, ya se consumó. La traición del PSOE ya ha llegado. Después de defenestrar a Pedro Sánchez y dinamitar cualquier otra opción, Susana Díaz y Felipe González ya tienen lo que querían: la puñalada final contra los militantes y votantes de su propio partido.
Ayer, el Comité Federal del PSOE decidió abstenerse en segundo votación para así facilitar el Gobierno de Mariano Rajoy, uno de los políticos más inútiles de Europa, y del PP, uno de los partidos más corruptos de Europa. Desde el PSOE aseguran que este será el mal menor. Pero no es cierto.
El PSOE, decidiera lo que decidiera (votar en contra de Rajoy o abstenerse) se estaba suicidando. La pérdida de votos de los psoístas es generalizada desde que Zapatero decidió seguir las recetas neoliberales (otra traición) para maniobrar ante la crisis. Desde entonces, nadie ha sido capaz de detener esa sangría, y con decisiones como la de ayer, tampoco parece que el tapón esté a la vista. Sean las elecciones dentro de seis meses o de cuatro años, el PSOE parece que está condenado a perder la posición hegemónica en la Oposición y como referente progresista.
Se dice que ahora la Oposición podrá presionar al Gobierno. Esto es muy discutible. Veremos cuántas veces se pondrá el PSOE al lado del PP en las votaciones (futuras traiciones). Auguro que va a ser para Rajoy una legislatura menos incómoda de lo que se nos está diciendo.
La de ayer fue la enésima traición del PSOE. Uno de sus orquestadores, el señor González, ya tiene experiencia en esto de timar a sus militantes y votantes; véase aquel famoso "OTAN de entrada no". Si siguen apuñalándose unos a otros durante más tiempo, descubrirán que el PSOE no ha tocado aún suelo y que queda mucha travesía por el desierto aún. Es lo que tiene abandonar tus principios por una poltrona.