García-Gasco: No robarás

Retomo hoy la serie sobre casos de corrupción en la Comunidad Valenciana, a la espera de nuevos datos sobre el caso Orange Market. Hoy vamos a hablar del ex arzobispo de Valencia Agustín García-Gasco. Puede que a alguien le resulte raro que hable de un miembro de la Iglesia en una serie de posts dedicados a la corrupción política. La razón es que hace tiempo que considero a la Iglesia como un partido político más (sólo les falta atreverse a presentarse a las elecciones). Aquí en la Comunidad Valenciana no han faltado curas que se han atrevido a hacer campaña por partidos de derecha o nacionalistas valencianistas de derechas. Normal, si tenemos en cuenta los beneficios que se ha llevado el arzobispado gracias a Camps. No sólo el dinero que se repartieron las tres instituciones (arzobispado, ayuntamiento de Valencia y Generalitat) con la visita de Benedicto XVI. El arzobispado, por ejemplo, se ha visto muy favorecido en universidad (la Universidad Católica) incluso frente a la del Opus (CEU-Cardenal Herrera). Recordemos que en la Católica se imparte la carrera de Medicina sin estar homologada por el Ministerio de Educación.
Sin embargo, este hombre no ha dudado en saltarse a la torera el octavo mandamiento sin la mayor vergüenza. En 1973, dos hermanas de Ontinyent legaron 23,3 millones de euros para obras de caridad en la localidad. Los beneficiarios eran Cáritas Interparroquiales, La iglesia de Santa María y la casa de ejercicios espirituales de Santa Ana.
Pero la Iglesia, mediante oscuras compras, se hizo con el legado y el entonces arzobispo García-Gasco, sin conocerse bien sus intenciones, ni los motivos, decidió modificar la voluntad de las testamentarias, algo que no gustó en ciertos sectores de la Iglesia de Valencia. Lo hizo a través de un "tinglado de fundaciones", con el nombre de Pías Memorias. Por esta fórmula, el arzobispado de Valencia se atribuía la "potestad absoluta" para decidir otros nuevos destinos de la fortuna legada.
Cuando empezó a denunciarse el caso, el arzobispo desbloqueó 345.000 euros para Cáritas, de los 5,8 millones que debía haber recibido. Según Cáritas, su proyecto en Ontinyent se vio reducido así a sólo poder ayudar a una docena de niños pobres.
Y no es el único caso. En Gandia un hombre legó un terreno céntrico para la construcción de una iglesia. Pero el arzobispado destinó ese terreno par la construcción de viviendas de renta libre.
Y no olvidemos el chanchullo inmobiliario de la construcción del macrosantuario de los mártires del 36 (o sea, los curas asesinados por los "viles rojos") en una de las zonas más caras de Valencia, junto a la Ciudad de las Artes y las Ciencias.
Quizá por razones como ésta, y alguna más, se le concedió el título de Hijo Adoptivo de la ciudad por su "fructífero trabajo".