Es lógico que, siendo el nuestro como es un país de pandereta, se vea reflejado en cualquier aspecto de la sociedad. Evidentemente, la Justicia no está al margen. Tenemos una Justicia de pandereta.
Hace una semana lo pudimos comprobar en el juicio contra Otegi que presidió la jueza Ángela Murillo. Lejos está de mí la intención de defender a los proetarras, pero la actitud bochornosa de la jueza, interrogando y contestando a la chulería de Otegi con más chulería y chabacanería, me parece impropia de una jueza. Los jueces deben mantener la compostura en su sala pase lo que pase. Si no, cuántos jueces se verían legitimados a utilizar esa chabacanería, no sólo en los juicios contra etarras, sino también en juicios con abogados payasos (véase el caso de Juan Maeso o el de El Solitario) o casos extremadamente mediáticos como el del 11 de marzo. Pero como he dicho, vivimos en un país de pandereta y esta jueza ha sido encumbrada por la gente (comúnmente conocida por los de arriba como el populacho) con grupos de apoyo en Facebook.
Por otro lado, tenemos al juez Baltasar Garzón. Intenta investigar los crímenes del franquismo y se querellan contra él grupos de ultraderecha como Manos Limpias, Libertad e Identidad o la Falange Española de las JONS. En Chile o Argentina deben de estar flipando con la Justicia española. Pero está claro, investigue lo que investigue Garzón (GAL, franquismo, Pinochet, Gürtel...), nadie va a quedar contento. Ojalá hubiese más jueces como Garzón.
jueves, 11 de febrero de 2010
Justicia de pandereta
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2 comentarios:
Muy de acuerdo, Kurtz, lo de esta jueza es indefendible.
Lo que no impide a más de uno defenderla.
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