Fútbol: tema de Estado

A veces alucino como ciertos temas, que no deberían pasar de la categoría de chisme, se convierten en tema de Estado. El bocazas de Pepe Blanco (cada vez que este hombre abre la boca sube el pan) suelta que le tiene "un asco al Madrid que no puedo ni verlo". Y de repente, todo el mundo se pone a hablar de la "noticia", olvidándose de otros asuntos. No descarto que las palabras de Blanco fueran formuladas para desviar la atención de la crisis (vaya, me ha salido mi vena Losantos).

Otros temas, algo más importantes, demuestran que el fútbol sigue siendo lo más importante incluso a nivel político. Vergonzoso fue ver al equipo de Gobierno, tanto el español como el francés, defendiendo al Atlético de Madrid y al Olimpique de Marsella respectivamente por los incidentes del Calderón. Incluso se ha demostrado que los órganos futbolísticos (y por tanto, el fútbol) están politizados. Con qué autoridad se critica desde la UEFA el comportamiento de la policía española. Y lo de la calavera transformada por arte de no sé qué en la cara de un payaso ya fue para mear y no echar gota.

Cierto es que en este caso la sanción era injusta. Pero tampoco los clubes, ninguno, hacen nada por acabar con la violencia. El día que los clubes decidan luchar contra los grupos violentos (siguiendo el ejemplo de Laporta) y castiguen de verdad las actitudes marcadamente racistas de estos grupos, se habrá dado un paso de gigante en la eliminación de la violencia en el fútbol.