viernes, 1 de octubre de 2010

La pesadilla de Camps

En el caso Gürtel, la pesadilla de Camps, se han producido en poco tiempo dos reveses judiciales que, sin duda, van a poner ligeramente nervioso a Camps (digo ligeramente por aquello de que disimulará un poco, ya que lo tiene todo atado y bien atado, como su modelo, el otro Paco).
El primero es que el juez Pedreira, instructor del caso en Madrid, levantó la imputación que recaía sobre el sastre José Tomás por supuesta falsedad documental. Al final, la estrategia del PP valenciano y de Trillo se ha ido al garete.
La otra es que el TSJV tendrá que investigar y juzgar, no sólo el tema de los trajes, sino también otros delitos tales como delito electoral, delito contra la Hacienda Pública, falsedad documental mercantil, cohecho y prevaricación; delitos todos ellos de los que el juez Pedreira ya presentó indicios. Estos delitos se juzgarán en Valencia porque fueron aquí donde se cometieron y por estar implicados altos cargos públicos.
De todas formas, Camps (que ahora quiere "PP en vena", tal y como suena) no estará muy preocupados: De la Rúa, el juez "más que amigo" y quien le libró de ser investigado la primera vez, sigue siendo presidente del TSJV.


Anteriormente: Otras entradas sobre el caso Gürtel.

4 comentarios:

Marcos dijo...

Los valencianos tenéis que estar más que asqueados de políticos con tan pocos escrúpulos y tan mafiosos.
Si te digo la verdad, en todas las familias hay algún garbanzo negro.
Saludos progresistas de Madrid.

Kurtz dijo...

Muchos están tan asqueados que hasta dejan de votar, permitiendo que estos mafiosos sigan donde están.
Saludos progresistas.

Sergio dijo...

Uno ha de llegar a estar tan asqueado como para votar, como para botar a estos tipos fuera de la historia.

Por mi parte creo que la gente no está asqueada, solo descreída en el sistema, en esta falsa democracia con la que nos "compran" convenciéndonos que somos los que propiciamos nuestro futuro decidiendo quien llevará las riendas del Estado.

Luego el que elegimos hace lo que se le ocurre, aunque incumpla sus promesas, luego el que elegimos solo se llena los bolsillos y sale por patas hacia un lugar donde él, y el dinero robado, están seguros.

Y ni siquiera podemos protestar porque nosotros lo elegimos, y a nadie le importa que la razón por la cual lo elegimos sean esas promesas que jamás se cumplieron.

Que asco de sistema.

Un abrazo.

Kurtz dijo...

Hartazgo, descreimiento, asqueamiento; llámalo como quieras, pero está claro que la gente no va a votar (y por tanto, no bota a los que debería botar). Eso sí, las razones que apuntas, sin duda, son algunas de las que explican ese desapego entre la ciudadanía y la clase política.
Un abrazo.