lunes, 13 de agosto de 2007

Aniversario


(Arriba una imagen de la inundación provocada por la rotura del pantano de Tous. Abajo el desbordamientos del río Turia en Valencia).

Este año se cumplen 50 años de la riada del Turia en Valencia y 25 años de la rotura del pantano de Tous.
El 14 de octubre de 1957, el Turia se desbordó por última vez. Era la norma habitual debido a la Gota Fría. La consecuencia fue el desvío del río por fuera de la ciudad. El Antiguo cauce quedó convertido en un enorme estercolero que atravesaba la ciudad hasta que, con la democracia y la llegada de un Gobierno socialista en la ciudad, se proyectó la construcción de una enorme zona verde, proyecto que, a pesar de la oposición de los conservadores, fue Rita Barberá quien lo ejecutó (y acabó atribuyéndose el mérito, como en el caso de la Ciudad de las Artes y las Ciencias).
El caso del pantano de Tous es más sangrante aún. El 20 de octubre de 1982, de nuevo la Gota Fría hizo estragos en Valencia. El pantano de Tous se llenó hasta el límite. Se intentó entonces abrir las compuertas, pero la maquinaria estaba tan oxidada que no funcionaba. La presa se desbordó hasta que, debido a la presión del agua, reventó. El entonces presidente Leopoldo Calvo Sotelo, se obstinó en negar lo que estaba pasando (y eso que se evacuó a los pueblos afectados, lo que no evitó las víctimas). Cuentan que cuando un Guardia Civil salió por la televisión diciendo que la presa había reventado, Calvo Sotelo pegó un golpe en la mesa y dijo: "ese tío es un imbécil".
Para hacerse una idea de la magnitud, en Sumacàrcer, el primer pueblo afectado, en la Plaza Mayor, el agua alcanzó los nueve metros de altura (en la puerta de la iglesia hay una placa que lo recuerda).
Otros pueblos, como el caso de Gavarda, fueron trasladados. Sin embargo, unas pocas familias se quedaron en el antiguo Gavarda y hace pocos años, ganaron un pleito que obligaba al alcalde del nuevo pueblo a abastecer a las familias que se quedaron en el antiguo pueblo. Pasear hoy día por el antiguo Gavarda y ver esos solares vacíos y las casas en ruinas, es una sensación bastante extraña.
Además, comenzaba la mala relación de los valencianos con las visitas papales (esta tragedia coincidió con la visita de Juan Pablo II ese mismo año, y en 2006, días antes de la visita de Benedicto XVI a Valencia se producía el fatídico accidente de metro).
Pero lo más sangrantes es que los damnificados siguen sin cobrar. El pasado 25 de julio fue la última fecha límite que se puso al Consell, y éstos pasaron. Y luego dirán que es el pasado.
Por su parte, el diario Levante-EMV, en su edición digital ha abierto sendos foros para que la gente cuente sus experiencias en relación a ambos sucesos.

5 comentarios:

Desesperada dijo...

yo me acuerdo de lo de Tous, vagamente, porque era pequeña, pero recuerdo las imágenes en televisión. joder. y que sigan sin cobrar algunos...

Mariano Zurdo dijo...

Yo tengo unos amigos de Alzira. Tenían una tienda de ropa que quedó sepultada bajo las aguas. No sé si habrán cobrado, pero sé lo que sufrieron.

Joyce dijo...

Es que parece que llegamos tarde a todas partes...

Pero bueno, seguro que Rita lo arregla todo (jajaja)

Jove Kovic dijo...

Yo lo recuerdo bien, fue un auténtico drama que la televisión de la época tapaba como podía. Pero no pudieron controlar la radio.
Es una vergüenza que no hayan cobrado las indemnizaciones y que nadie, empezando por el presidente del Gobierno en la época, asumiese responsabilidades políticas.

Kurtz dijo...

Una mujer desesperada: desgraciadamente así es. Algunas familias (como la mía) aún no han cobrado todas las indemnizaciones y no se les ha devuelto el dinero de los créditos que tuvieron que solicitar, a pesar de que en todas las elecciones, generales o autónomicas, el candidato de turno lo promete.
Mariano: yo también sé lo que pudo sufrir la gente aquel día gracias a lo que me cuenta mi familia sobre lo sucedido.
James Joyce: son los políticos los que llegan tarde a todas partes (y encima llegan mal).
Jovekovic: eso de no cobrar responsabilidades políticas es ya un clásico en las tragedias valencianas (véase la tragedia del metro).