lunes, 25 de enero de 2010

Las dos caras de la Iglesia

En el último documental de Michael Moore, Capitalismo: una historia de amor, aparecía la historia de un grupo de trabajadores de una fábrica de ventanas (creo que en Detroit). Estos trabajadores iban a ser despedidos y la fábrica iba a ser cerrada bajo la excusa de la crisis. Los trabajadores no iban a recibir ningún dinero como indemnización. Iban a ser despedidos y punto. Fue entonces cuando estos trabajadores se encerraron en su fábrica. Su caso saltó a las páginas nacionales estadounidenses e, incluso, el propio Obama los apoyó explícitamente. Pero hubo una escena de esa historia que me extrañó muchísimo. El obispo de la ciudad acudió a la fábrica. Soy mal pensado por naturaleza y estoy acostumbrado a los obispos españoles, así que pensé que todos serían iguales y que este obispo acudía a esa fábrica a regañar a los trabajadores en huelga. Pero no, el obispo acudía a defenderlos y apoyarlos. "Estáis demostrando a vuestros hijos que es justo luchar contra las injusticias", les dijo.

En España, Cáritas Madrid suspendía, a principios de mes, del uso de las llamadas hojas de caridad por parte de la comunidad de San Carlos Borromeo. Estas hojas de caridad son documentos que suponen la entrega de un máximo de 900 euros para las familias más necesitadas del barrio. Recordemos que hace un par de años, Rouco Varela ya intentó acabar con las actividades sociales de San Carlos Borromeo debido a que practicaban "irregualridades" en sus liturgias tales como dar la comunión utilizando rosquillas elaboradas por mujeres del vecindario. Finalmente Rouco decidió degradar la iglesia a capellanía. Y esa es la razón que se esgrime ahora para retirar las hojas de caridad, que la iglesia no es una iglesia y, por tanto, no puede distribuir ayudas diocesanas.

En fin, ¿cuál es la Iglesia de los pobres y los necesitados?

3 comentarios:

Raúl dijo...

Es una pasada esto de la Iglesia, el desfase que tiene con la sociedad de hoy... Ya no estamos en el pasado, ahora la opinión social adquiere mucha importancia, los políticos no pueden hacer lo que quieran sin justificarse. La gran empresa de la Iglesia (que aparte de institución religiosa es una empresa) pide a sus fieles que vivan en el pasado, y España es un buen ejemplo de lo que es la Iglesia más estancada. Te recomiendo este blog:

http://www.intereconomia.com/blog/cigueena-torre

Es bastante conocido, lo lleva alguien que sigue a la Iglesia de cerca. El tío te podrá caer mal o muy mal, como a mi, pero leyéndole se aprende bastante de los obispados y los tejemanejes internos de la Iglesia española. La defiende a ultranza, y suele criticar a los obispos que se pasan de progres, basicamente.

Aparte, curioso lo del obispo que mencionas, que fue a la fábrica, a mi también me ha sorprendido.

Aparte de las diócesis, hay muchas comunidades católicas, y personas individuales que actúan de forma contraria a lo que pide la Iglesia, y son críticos con ella. Seguro que conoces a alguno, el típico jesuita implicado, misionero, etc... Las hermanas lauritas en Haití viven allí donde hacen falta, median en los conflictos de las aldeas, y son muy queridas. Respetan (faltaba más...) el vudú, y cuando por la noche los del vudú pasan con los tambores, detienen la música ante las lauritas. En Haití hay una interesante fusión entre el cristianismo y el vudú, los santos y la virgen se representan con símbolos vudú, por ejemplo. Bueno, esto es un ejemplo de lo contrario que he dejado en el comentario. Aunque, pese a todas estas acciones y toda esta gente, y pese a que los derechos humanos, y practicamente todos los ideales sociales del occidente de hoy en día provienen históricamente del cristianismo, la Iglesia es una momia fétida que no hace sino cavar su propia tumba, mucha confianza debe tener en la otra vida.

Belén dijo...

Pues la de españa parece ser que si, hijo... porque entonces no entiendo nada...

Besicos

Kurtz dijo...

Orlok: He oído algo del blog al que aludes, pero la verdad es que no lo he seguido muy de cerca.
En cuanto a lo de Haití, pasa como en muchos otros países tercermundistas: los que realmente conocen la sitación de sus gentes son los que están allí y no los que viven rodeados de lujos en El Vaticano.

Belén: creo que hay que diferenciar entre la iglesia y la Iglesia. Los primeros sí que suelen estar junto a los necesitados, sobre todo en estos barrios. Los segundos me parece que no están muy al tato de las necesidades del prójimo.
Besicos.