No sé si lo he dicho alguna vez, pero José Antonio Labordeta era uno de mis políticos preferidos. De ahí, quizá, que este libro lo devorará con avidez en poco más de dos días.
De forma sencilla y amena, Labordeta narra en este libro los recuerdos de su etapa como diputado por la Chunta Aragonesista (integrado en el Grupo Mixto), durante la séptima y la octava legislatura.
Con ironía se nos muestra las bambalinas del Congreso, con anécdotas algunas divertidas, pero todas reales. También se nos muestra la visión parlamentaria de épocas de gran tensión política como la guerra contra Irak, los atentados de Madrid o la primera etapa de Gobierno de Zapatero.
También cuenta Labordeta como fueron sus inicios como diputado (lo difícil que era ser novato en ese ambiente) y cómo poco a poco fue haciéndose con la experiencia lógica de los años.
Y ya por último, quizá lo que más interese a muchos es la semblanza que ofrece de ciertos políticos tal y como él los conoció en esos años.
En definitiva, Memorias de un beduino en el Congreso de los Diputados es un libro ameno que, incluso, hace parecer amena la política.
8 comentarios:
Tomo nota de la recomendación. Labordeta era uno de los pocos parlamentarios que tenía, siempre, mi simpatía.
Salud!
No era para menos. De los pocos que decían las cosas claras y como había que decirlas. Y en el libro sigue con ese estilo de decir las cosas.
Salud.
Ya te dije que te lo regalé porque me comentaste que Labordeta te gustaba...La verdad es que a mi también me gusta y, ya que has hablado de su libro tan bien, ya me lo dejarás para que lo lea ;)
Por supuesto, cuando quieras. Seguro que a ti también te gusta.
Labordeta transmite autenticidad y se atreve a decir lo que muchos pensamos. Es una persona muy digna de respecto y de admiración.
Gracias también por tu reseña de Dido. ¡Y qué modesto, que no dices que representas al rey Yarbas! Besos.
Y la verdad es que como él quedan pocos. Muy pocos.
Besos.
El tío Labordeta, qué pedazo de tipo...
Veo que los que os pasáis por este blog también lo admiráis y que no soy el único.
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