jueves, 7 de junio de 2007

Eludiendo responsabilidades

En la Comunidad Valenciana se está convirtiendo en tradición que los implicados en cualquier delito eviten las responsabilidades sacando cualquier excusa. Pero si alguien ha sido experto en eludir responsabilidades, ese ha sido sin duda Juan Maeso, el anestesista acusado de contagiar la Hepatitis C a doscientos setenta y seis pacientes en casi diez años (1988-1997), algunos de los cuales llegaron a morir por la enfermedad, en cuatro hospitales de Valencia (incluido La Fe). Las excusas de este personaje son para enmarcar.
Al parecer, el anestesista se pinchaba con la misma aguja con la que después trataba a los pacientes. Llegó a decir que se pinchaba con agujas que previamente había utilizado con pacientes y no al revés, por lo que la víctima era él, al haber sido contagiado por uno de los pacientes (supongo que al resto de pacientes, la Hepatitis C les surgió por generación espontánea). Después aseguró que esto de utilizar la misma jeringuilla pudo deberse a que en ese momento no llevaba puestas las gafas (me pregunto cómo sería capaz de ver donde inyectaba a sus pacientes si no llevaba gafas). Incluso llegó a hablar de una conspiración entre el personal de La Fe contra su persona (los que ven conspiraciones por todas partes tienen un nombre). Incluso, cuando le preguntaron cómo era posible que su nombre apareciese en tantas intervenciones, él aseguró ser capaz de aguantar jornadas completas en los hospitales durmiendo un par de horas entre jornada y jornada gracias al café.
Incluso, entre él y su abogado (menuda parejita forman los dos) intentaron convertir el juicio en lo que no era, en un circo mediático, como si estuvieran juzgando a Michael Jackson. Lo cierto es que el juicio ha sido uno de los mayores de la Historia de España, pero por suerte, los medios de comunicación no cayeron en el juego.
La última declaración del anestesista encausado ha sido, literalmente: "Prefiero acabar en la cárcel a declararme culpable". Espero que, se declare o no culpable, acabe en la cárcel. Porque este impresentable hijo de puta (su madre será una santa, pero el no merece otro calificativo) no piensa en los cientos de personas que han visto derrumbarse su vida porque les atendió un supuesto profesional de la Medicina, porque no piensa en aquellos que murieron por una enfermedad que no les tocaba. Y por que gente como Juan Maeso deberían estar recluidos para siempre en una celda y pudrirse allí.

7 comentarios:

Desesperada dijo...

el caso de este hombre es digno de película de terror japonesa. sobre todo esa cerrazón, esa incapacidad de reconocer lo que hizo. para mí demuestra un grave problema, una falta de empatía terrible, propia de un sociópata.

Anónimo dijo...

El caso de este payaso es incomprensible, pues ni en la locura se puede entender la naturaleza de sus actos...

Yo creo que simplemente es malo, que nacio con esa maldad de hacer daño sin más, no todos van a ser enajenados o locos...

Salud!

Anónimo dijo...

Una mujer desesperada: la realidad siempre supera a la ficción. No creo que sea exagerado calificar a este "hombre" de psicópata.
Wilde: lo mismo que le he comentado a Desesperada.
Salud.

Jove Kovic dijo...

Brutal, y durante mucho tiempo el maldito corporativismo de los médicos protegió a este demente sociópata.

Anónimo dijo...

En muchas películas lo dicen y parece ser verdad: los médicos se protegen entre ellos.

Jove Kovic dijo...

Yo trabajo en un centro de salud y lo corroboro. No es menos cierto que abogados y otros no les van a la zaga.

Anónimo dijo...

En el caso de Maeso también se ha comprobado al ver la vergonzosa defensa de su abogado.