Hay que ver toda la valentía y chulería que puede llegar a perder un político cuando pierde la mayoría absoluta. Sin ella, casi no son nada.
Es lo que ha demostrado últimamente Miguel Sanz, el presidente de Navarra, desde que gobierna en minoría.
Que si ahora está a buenas con los socialistas navarros, que si ahora se lleva bien con Zapatero, que si ahora deja que algunos cargos sean ocupados por socialistas (la presidenta del parlamento navarro, el presidente de la Mancomunidad o el senador autonómico). Incluso ha llegado a reconocer que quizá exageró sus calificaciones a los socialistas navarros y que se dejó llevar por el discurso más conservador (sí, sin duda llamar al candidato socialista Fernando Puras "el abogado de Zapatero en el mal llamado proceso de paz con ETA" era una exageración). Y sin duda, también fue una sorpresa que Sanz pidiese un grupo parlamentario propio para UPN desligado del PP (a lo que Zaplana contestó que "UPN ya tiene grupo parlamentario: el PP").
Quizá deberíamos aprender los valencianos y, aunque sea, quitarle la mayoría absoluta a los que nos gobiernan. Porque no basta con quedarse de brazos cruzados el día de las eleccciones y después gritar aquello de: "esto nos pasa por un gobierno facha".
Si perdieran la mayoría absoluta, me imagino el cambio de discurso de Camps y Barberá: los socialistas no son tan malos, no son catalanistas, no quieren robarnos el agua, no quieren llevarse la Copa América a Barcelona, no quieren dejarnos sin Fórmula 1...
Quizá lo que necesiten los políticos para ver la realidad sea perder esa impunidad que les da la mayoría absoluta.
viernes, 5 de octubre de 2007
Cambio radical
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2 comentarios:
Hombre, la verdad es que estaría bien ver un cambio en Valencia en ese sentido, aunque si los que van a ejercer ese cambio se lo curran tanto como en Galicia...
Está claro que hay cambios y cambios. Pero siempre es bueno tener una esperanza en ese cambio (a falta de algo mejor).
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