Paul House fue condenado a muerte en 1986 por la violación y asesinato de la mujer de un amigo en Tenessee (Estados Unidos).
La semana pasada, tras más de 22 años esperando una muerte anunciada que no llegaba, fue absuelto gracias a Innocence Project, una asociación de juristas y estudiantes de Derecho que defienden a condenados a muerte. La principal prueba para su absolución fue la del ADN. El que encontraron junto a la víctima no coincidía con el del acusado.
Todavía habrá gente que contemple la pena de muerte como una posibilidad de hacer Justicia. Yo no. Mientras existan casos como éste, gente que pierde décadas de sus vidas en el corredor de la muerte o incluso gente inocente que llega a ser "ajusticiada" por crímenes que no ha cometido, nunca la defenderé. Porque casos como éste son muy normales en los países que aún hoy aplican esa rudimentaria forma de "Justicia" llamada pena de muerte.
martes, 19 de mayo de 2009
22 años perdidos
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