Movistar

Supongo que algunos de los que me leéis os acordaréis de mi historia con Telefónica y cómo acabó. Pues bien, ahora acabo de librarme del último resto de Telefónica que quedaba en mi casa: Movistar.
Desde hace ya un año notaba que los mensajes de algunos de mis contactos no me llegaban a mi móvil. Un día, mi móvil se apagó y no se encendía. Pensaba que se había muerto y pensaba comprarme uno nuevo al día siguiente, pero por si acaso, lo dejé toda la noche enchufado a la corriente eléctrica. Cual fue mi sorpresa cuando me di cuenta, a la mañana siguiente, que el móvil se había encendido. Pero entonces noté que algo no iba bien. No podía recibir ni enviar mensajes y tampoco podía conectarme a Internet.
Decidí llamar al Teléfono de Atención (o Desatención) al Cliente de Movistar. Tras meses luchando porque me dieran una respuesta que nunca llegó, he decidido darme de baja de la compañía, a pesar de las ofertas ventajosísimas con las que me han bombardeado en los últimos días. Se lo dije bien claro a la última operadora que me atendió: "No quiero saber nada de Movistar".
Puede que el móvil sea una gran herramienta de comunicación. Lo malo es que la controlan compañías que, como ya dije en el caso de Telefónica y similares, sólo se preocupan por el dinero y no por el servicio que ofrecen a los clientes.
Y que la factura de los rayos UVA de Zaplana la pague otro. Ya estoy harto de pagarle a este tío sus caprichos.