Según el presidente de la Federación Internacional de Asociaciones Médicas Católicas (FIAMC), José María Simón Castellví, en el periódico L'Observatore Romano, del Vaticano, la pildora anticonceptiva tiene "efectos devastadores en el Medio Ambiente" al provocar la liberación de "toneladas de hormonas" por la orina, lo cual también es "una de las causas principales de la infertilidad masculina en Occidente". Esto es lo que pasa cuando "científicos" (entrecomillo la palabra porque creo que ciencia y religión no pueden solaparse nunca, pues no tratan los mismos asuntos) se ponen a trabajar para la Iglesia. No olvidemos que la Iglesia siempre ha considerado, y sigue haciéndolo, la utilización de métodos anticonceptivos como algo "inmoral". Por si fuera poco, en el artículo publicado recientemente en el que se nos ilumina sobre los prejuicios de la píldora, se nos afirma que esta "viola" el derecho a la vida, a la salud, a la información, a la educación y a la paridad de sexos. Igual de iluminados han estado estos que los que el otro día hablaron del aborto.
No seré yo quien coarte la "libertad de expresión" de esta gente. Al menos, no más de lo que lo hacen las plataformas ultracatólicas que se les unen, las cuales califican como ataque contra ellos que la campaña de los "autobuses ateos" que se inició en Reino Unido y Estados Unidos venga a España (Barcelona y, posiblemente, Madrid y Valencia en plenas Fallas). Para ellos, los mensajes de "Dios probablemente no exista. Relájate y disfruta" harán que la gente descubra que Dios sí existe. Entonces, ¿dónde está el problema? ¿No será que estas organizaciones temen que ocurra lo contrario?
miércoles, 7 de enero de 2009
Una ración de tonterías y de libertad de expresión
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