Fervor

Ayer, de casualidad y mientras hacía un zapping, vi por la tele imágenes del traslado de la Mare De Déu Dels Desamparats. A los cinco minutos cambie de canal.
La gente se apelotonaba, se empujaba por tocar la imagen que era zarandeada. La gente, desesperada, no dudaba en arrastrarse por encima de los demás, como si estuvieran en un concierto, para agarrarse durante segundos al manto de la Virgen. Incluso algunos padres no dudaban en pedir a los demás que acercasen a sus bebés a la imagen, siendo arrastrados los pequeños por un mar de manos que los malagarraban y los zarandeaban (en otras circunstancias, estos padres habrían sido acusados de negligencia y malos tratos). Los niños, llorando, miran a su alrededor sin comprender el afán de sus padres por acercarlos a esa figura.
Llegados a este punto me pregunté: "¿dónde está el límite entre el fervor (como titulaban hoy todos los periódicos) y el fanatismo?"