Viva la democracia

No quiero hablar mucho sobre mí, pero debo relatar otro incidente que me ha ocurrido durante la campaña por Carmen Alborch.
Esta vez nos situamos junto al antiguo cauce del Turia con una carpa para repartir revistas y regalos de merchandising. Se me acerca una mujer muy bien vestida y, en principio amable y educada, a preguntarme en qué consistía la revista. Yo, igual de educado, le empiezo a explicar. Y, en mitad de mi explicación, la mujer dice: "Huy, qué bonito", me arrebata la revista de las manos y la lanza al suelo. En ese momento, perdí los nervios y le grité a la señora que se marchaba apresuradamente: "un poco de respeto" (grito que coincidió con el de mucha gente). Ella se volvió y dijo: "a esa puta no le tengo ningún respeto". Y apresuradamente volvió a emprender la marcha. Y yo le grité lo único que se me ocurrió en ese momento: "Viva la democracia" (que le debió de sentar como si le hubiera gritado: "Hija de puta").
Cuando volvía a casa, uno del PP me ha dado propaganda de su partido (a pesar de ir yo con todo el merchandising del PSOE encima) y se la he cogido sin incidentes (aunque la he tirado en la siguiente papelera).
Esa es la diferencia entre los demócratas de verdad y los demócratas de boquilla, entre los que apreciamos la democracia y los que les jode. Hoy me siento orgulloso de considerarme demócrata y de izquierdas.
Y a la señora de antes, le recomiendo que vaya a la Iglesia a confesarse, que decir "puta" es un pecado de los gordos.
VIVA LA DEMOCRACIA.
SALUD Y REPÚBLICA.