Ya sabemos que uno de los eventos de los que se benefició la trama corrupta de Gürtel fue la visita del Papa Benedicto XVI a Valencia. Lo que le faltaba al Papa, por si no tenía bastante con los pederastas; que su nombre apareciera junto a los de estos corruptos, aunque sea de forma indirecta (quiero pensar que ni el Papa ni su círculo se beneficiaron de esta trama, salvo, quizá, el entonces arzobispo de Valencia, García-Gasco). El caso es que nunca hemos sabido cuánto costó la visita. Los tres responsables de la fundación creada para organizar la visita (Fundación V Encuentro Mundial de las Familias): Generalitat, ayuntamiento de Valencia y arzobispado (aquí es donde meto a García-Gasco) siempre se acogieron a la protección de datos, pero eso siempre han ocultado esos datos. Ahora, el juez Pedreira, que lleva el caso Gürtel desde Madrid, quiere investigar las irregularidades que se produjeron en la visita. La policía señala directamente a Francisco Camps y Rita Barberá, presidente y vicepresidenta de la fundación. Ambos son aforados. Igual que Fernando Giner, entonces presidente de la Diputación de Valencia y vocal de la fundación. E igual que Víctor Campos, uno de los pocos políticos valencianos apartados por sus relaciones con la trama, y que entonces era vicepresidente del Gobierno valenciano y ejercía como secretario de la fundación.
Mientras, el PP valenciano parece fracturarse. Recientemente, Juan Costa le pidió a Camps que rompiese su silencio sobre el caso Gürtel. Incluso llegó a decir que muchos militantes del partido se sienten avergonzados. Seguro que a Juan Costa aún le duele la caída en desgracia de su hermano Ricardo y que el PP aún no le quiera perdonar.
miércoles, 21 de abril de 2010
Los chorizos, cada vez más cercados
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