Recuerdo un año que en nuestro país se estrenaron tres películas que a más de uno le ofendieron: La mala educación, de Pedro Almodóvar; Amén, de Costa-Gavras; y la mejicana El crimen del padre Amaro (que estuvo nominada al Óscar). Las tres tratan sobre curas cuyo comportamiento no es todo lo bueno que se les pudiera atribuir (a pesar de que en Amén sale un jesuita que se comporta bien). Un día de aquel año, en una visita al sector más ultracatólico de mi familia encontré una revista (no recuerdo si era Alba o Alfa y Omega) que ojeé por curiosidad. Y en ella, leí una carta de una furibunda mujer (se notaba su ira incluso en las letras escritas) en la que se preguntaba por qué estas películas se estrenaban aquí, cuando deberían estar prohibidas.
¿Por qué recuerdo esta historia? Recientemente, la locutora de la COPE Cristina López Schlichting, ante las películas nominadas a los Goya, comentaba el anticlericalismo del sector cinematográfico español debido a que películas como Camino y Los girasoles ciegos (de las que hablaré próximamente) copaban el mayor número de nominaciones.
Ya se sabe que los artistas, desde que se manifestaron contra la guerra de Irak, son personas poco queridas en la derecha (salvo excepciones como Pepe Sancho, que son los artistas buenos para esta gente) por lo que no extrañan estas descalificaciones. Me gustaría saber cómo esta gente puede saber si una película es o no anticlerical si no la han visto. Porque la polémica de estas películas no es sólo a raíz de sus nominaciones, sino que se arrastra desde casi antes de su estreno.
martes, 13 de enero de 2009
Películas anticlericales
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4 comentarios:
Muy fácil. Los artistas pasan a ser titiriteros y su trabajo una bazofia en el momento en el que se descubre que sus filias políticas no son las "debidas". A partir de ese momento el cine de Almodovar pasa de alabado ejemplo de modernidad a cine de putas y maricones; los Bardem mutan de familia de intérpretes excepcional a saga de filoterroristas y Garci queda como el único exponente de cine verdadero "como debe ser", hasta el punto de que EspeRancia Aguirre financie íntegramente con el dinero de los madrileños su último fracaso cinematográfico.
En fin, supongo que cosas parecidas ocurren a todos los niveles en cuanto uno toma partido por una opción u otra en política.
Muy buen post; me ha gustado la comparativa entre esas críticas a películas como "La mala educación" y a otras actuales como "Los girasoles ciegos" (espero con ansia ese artículo que prometes acerca de ella).
Un saludo.
Esta claro que esta gente siempre seguirá pensando igual hoy y siempre. Una cosa son las críticas y otra atacar a la película y pedir que se prohibia sólo porque no les gusta el tema.
Un saludo.
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