Caso Terra Mítica

En mi repaso diario por los casos de corrupción política, voy a terminar con Zaplana, recordando el caso Terra Mítica o caso Zaplana.
Todo comienza en 1997, cuando Zaplana ya es presidente de la Generalitat valenciana. Es entonces cuando impulsa la construcción del parque temático Terra Mítica, que pretendía ser la competencia de Port Aventura. Su emplazamiento fue en Benidorm, una localidad donde conocen bien a Zaplana (y donde conocen bien la corrupción urbanística). Oficialmente costó 400 millones de euros.
Sin embargo, ya desde el principio, resultó ser una operación sospechosa. Para empezar, se construyó sobre terreno forestal que había ardido. Pero ese era el menor de los problemas que presenta su construcción. De nuevo, hubo por medio facturas falsas, obras sin contratos, empresas fantasmas (la policía comprobó puerta por puerta una red de diez empresas y descubrieron que no existían), sobrecostes ilegales (había empresas que cobraban hasta cuatro veces más que otras por el mismo trabajo)...
Algunos de los empresarios implicados en la trama ya trabajaban (quien dice trabajar dice estafar) con Zaplana cuando éste era alcalde de Benidorm (llegó a esa alcaldía de forma no muy honesta) y es por eso que, quizá, aceptaron participar en la estafa de Terra Mítica.
Entre 2005 y 2006, dos empresarios se reunieron con José Camarasa, diputado socialista, al que contaron toda la trama y cómo hinchaban las facturas, entregando posteriormente bolsas de dinero a Vicente Conesa, empresario considerado la cabeza de la trama y el cual se repartía esas comisiones con Zaplana.
Se puede considerar Terra Mítica como la mayor calamidad y desastre entre los proyectos faraónicos levantados por el Gobierno valenciano. Muy pronto se demostró que fue un fracaso económico y acabó suspendiendo pagos e investigado por la Agencia Tributaria y la Fiscalía.