Indultos: otra forma de cargarse la Justicia

En España existen muchas formas de cargarse la Justicia. Una, por ejemplo, es la amnistía fiscal para defraudadores aprobada por el Gobierno de Mariano Rajoy. Otra son las comisiones de investigación (véase ejemplos como el accidente de metro de Valencia o la de la tragedia del Madrid Arena), que ni son comisiones ni son de investigación. Y por supuesto, están los jueces vendidos al poder, de los que en Valencia andamos sobrados.
Pero hay una forma de injusticia que hasta ahora había pasado bastante desapercibida: son los indultos. Resulta que el Gobierno tiene la potestad de indultar a las personas que quiera y que hayan sido condenadas y estén cumpliendo sentencia. Una medida que debería excepcional, pero que es habitual en todos los Gobiernos (Aznar indultó, durante sus ochos años de Gobierno a 5.000 personas; mientras que Zapatero, también en ocho años, indultó a 3.000 personas). Y, salvo presión social, no estamos hablando de gente corriente de la calle condenada por robar barras de pan o unos míseros euros. La gente indulta suelen ser políticos corruptos, jueces prevaricadores, empresarios ladrones y banqueros (añádase el adjetivo que se prefiera para este último colectivo). Los cuatro últimos indultos (que les han llegado por partida doble) han levantado mucha polémica y espero que sirvan para que la gente se levante contra esta medida claramente injusta: Fueron cuatro Mossos d'Esquadra condenados por torturar a un ciudadano rumano.
Sobran las palabras y faltan las acciones cuando un Gobierno se dedica a indultar a criminales de toda calaña mientras los que tratamos, no ya de vivir sino de sobrevivir, somos obligados a pagar las consecuencias de un sistema corrupto o acabamos en la cárcel por exigir condiciones de vida más dignas, democráticas y justas.