Carlos Delgado, el valiente

(Carlos Delgado, conseller de Turismo y Deporte del PP en el Gobierno balear, con la cara ensangrentada y haciendo el signo de la victoria tras cazar a un ciervo. Lo que hay sobre su cabeza son los testículo del ciervo abatido.)

La foto que encabeza este post ayer recorrió las redes sociales provocando una ola de indignación. En ella se ve a Carlos Delgado, conseller del Gobierno balear, posando con los testículos de un ciervo que acaba de cazar en la cabeza. Una imagen que es, a todas luces, terrible. Según el diario Última Hora, que publicó esta foto y otra en la que aparece Delgado junto al cadáver de un ciervo y con una escopeta en la mano, la cacería se produjo en la primavera de 2011, cuando Carlos Delgado aún era alcalde de Calviá.

Carlos Delgado es un hombre que se autocalifica de "valiente". No por lo de la cacería (aunque quizá también). Hace unos meses, concretamente en mayo, su nombre ya saltó a la palestra. Y es que, había contratado a su novia, Lourdes Reynés, como asesora personal. Y lo hizo, según él, porque le "gustó su currículum". Fue entonces cuando se autocalificó de "valiente". A pesar de esa valentía (que yo la considero más bien chulería y prepotencia), y debido al escándalo surgido, se vio obligado a cesar a su novia del puesto en que la había colocado.

Carlos Delgado, perteneciente al ala más ultra del PP balear, no es un hombre valiente. Contratar a tu novia sabiendo que se va a montar un escándalo no es valiente. Colocarse los testículos de un animal cazado en la cabeza, un ritual que, al parecer, realizan los cazadores que matan a su primera presa, no es valiente. Esto último es, más bien, un ritual primitivo, en el sentido más despectivo de la palabra, un ritual bárbaro que parece sacado de Tordesillas. El señor Carlos Delgado no es valiente, ni mucho menos. Sólo es uno más de esa caterva de gilipollas que nos gobiernan en este país.