jueves, 16 de septiembre de 2010

El asesino que se inspiró en "Dexter"


El joven detenido en la fotografía es Andrew Conley, un joven de diecisiete años que ha saltado a las noticias porque ha asesinado a su hermano pequeño, de diez años, en Estados Unidos. Según confesó, lo hizo para "satisfacer su ansia de matar" y satisfizo su deseo "como cuando tienes muchas ganas de comer una hamburguesa". También dijo sentirse como el protagonista de la serie televisiva Dexter.
Y aquí es donde ha vuelto a saltar la polémica sobre la violencia ficticia. Dexter es una serie que narra las andanzas de un forense experto en sangre que, por el día trabaja para la policía, y por la noche da rienda suelta a su psicopatía asesinando a otros asesinos. Los productores de la serie, por cierto, ya mostraron su preocupación por la posibilidad de que alguien imitase al personaje de Dexter.
Sin embargo, hay que puntualizar ciertas cosas. Andrew Conley nunca ha dicho que imitase a Dexter, como afirman todos los medios, sino que se sintió como él. Por otro lado, este joven muestra trazas de psicópata o, de que al menos, algo no funciona bien en su cabeza. El personaje de la serie de Dexter está basado en una serie de novelas. Según me han contado (yo no he leído las novelas), el personaje en la serie televisiva es muy light comparado con el de las novelas. El Dexter literario es un psicópata puro, que incluso utiliza a su novia para hacer creer al resto del mundo que es una persona normal. El Dexter televisivo, sin embargo, no es un psicópata puro, ya que llega a tener sentimientos, sobre todo hacia su novia y los hijos de ésta.
Culpar a una serie de televisión (o película, o grupo de música, o videojuegos, o lo que sea) de actitudes violentas o asesinas es simplemente una forma de quitarse responsabilidades de encima. Mientras no se quiera uno implicar en la educación y el crecimiento de sus hijos (es muy fácil dejarlos delante de la televisión o del ordenador, sin controlar lo que hacen) seguirán habiendo casos como éste. Dexter no es una serie para niños y, por tanto, no deberían verla niños. Y si fuera así, habría que enseñar al niño que lo que está viendo es ficción, por tanto, no es real. Y por cierto, antes que empezar a lanzarnos a prohibir la ficción, habría que estudiar otra violencia, la real que se nos muestra todos los días a través de los informativos. Esa sí que es violencia prohibitiva.

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