Hay veces que me pregunto en qué clase de sociedad vivimos. Laia es una concertista que toca el piano. Cuando era estudiante su vecina se quejó de que tocaba el piano ocho horas al día y que eso le provocaba ansiedad e insomnio. Ahora, diez años después, Laia se enfrenta a un juicio en el que piden contra ella siete años y medio de cárcel además de la prohibición de tocar el piano.
Y no lo entiendo, la verdad. No entiendo por qué alguien debe ir a la cárcel por tocar el piano. ¿Ruido? Que alguien pruebe a denunciar a un bar o un pub que se pasa toda la madrugada armando escándalo. El 90% de las denuncias no irán a ninguna parte, porque los dueños tienen enchufes con las esferas políticas locales.
Y este caso palidece más aún si lo comparamos con los que han robado millones desde esos locales llamados bancos o grandes empresas y que ahora siguen riendo en la calle sin que nadie les tosa.
Este es un nuevo caso que demuestra que Justicia, lo que se dice Justicia, en este país falta y en grandes cantidades.
viernes, 15 de noviembre de 2013
Justicia marca España
Suscribirse a:
Enviar comentarios (Atom)
No hay comentarios:
Publicar un comentario