Siempre me he preguntado cómo un partido que no acepta las normas democráticas, como el PP (incluso gran parte de sus miembros votaron en su día contra la Constitución) se le sigue dejando gobernar. Después pasan cosas como lo que está pasando en Valencia, donde se dedican a hacer todo tipo de trampas (por más que sean legales, no dejan de ser trampas) y la gente se escandaliza. Pero nada más.
Un ejemplo lo tenemos en la vergonzosa actuación ocurrida el pasado mes de noviembre. Durante una sesión de Les Corts, el entonces conseller de Hacienda, José Manuel Vela le pasaba un documento a Rafael Blasco. El documento era un informe sobre la trama Cooperación, por la cual está siendo investigado el receptor del papel, Rafael Blasco. Y el cambio de manos allí mismo, delante de todo el mundo, sin necesidad de disimular. Sin miramientos ni vergüenza. Vela se gira y se lo pasa a una diputada, quien a su vez se gira para pasárselo a Blasco.Vela dimitió y será investigado judicialmente. Y parece que con eso ya se ha solucionado todo. El presidente valenciano, Alberto Fabra, anunció en su día una investigación oficial. A día de hoy, poco o nada se sabe de la misma; al menos, públicamente. Y no creo equivocarme si este verano, o a finales de este año como máximo, Vela y Blasco son absueltos de los respectivos delitos que han cometido.
Estamos acostumbrados a que nuestro políticos lleven a cabo trampullas. Esas trampullas también son corrupción. Y hasta que la ciudadanía no asuma que la corrupción política es inaceptable e inasumible, no saldremos de la crisis en la que estamos instaladas. Hasta que actuaciones como la de Vela y Blasco no nos escandalicen de verdad, este país no tendrá la limpieza y regeneración que va necesitando urgentemente.
El documento, en manos de Rafael Blasco el pasado mes de noviembre.
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