No dejes que la realidad arruine un buen titular

La frase que titula este post es casi tan vieja como el periodismo. Y es una máxima que han seguido muchos periodistas a lo largo de su vida, tuvieran o no prestigio, fueran o no buenos periodistas.

El último caso lo hemos visto en España, donde la prensa parece que no aprendió la lección del caso Wanninkhof. El caso de Diego Pastrana, el hombre acusado de violar y asesinar a su hija de tres años (cuando en realidad, la niña ni había sufrido malos tratos ni violaciones, sino que murió por las heridas causadas por una caída de un columpio), es un triste ejemplo de que la prensa sigue ávida de amarillismo, morbo y sangre. Quizá es porque la sociedad lo demanda, pero la prensa debería ser quien pusiera algo de sentido común.

Y es que presunción de inocencia sólo existe para los corruptos y los políticos ladrones. El resto, somos sucios delincuentes, cuando no monstruos directamente. Y esto lo saben todos los periodistas, que ya se dedican manipular la realidad, como demuestra este vídeo emitido por TV3 (el periodista que azuza a la mujer no es de la cadena catalana).

Mientras tanto, los que en el futuro queremos dedicarnos a esto del periodismo, si queremos hacer periodismo honrado, veraz y auténtico, deberíamos tener en cuenta portadas como la del diario ABC. Más que nada para tener ejemplos de lo que no debe hacer nunca un periodista de verdad.