(Alexis Tsipras, de Syriza, y Pablo Iglesias, de Podemos.)
A pesar de sus comienzos criticados (no incluir mujeres en los ministerios, pacto de Gobierno con un partido conservador...) Alexis Tsipras y su partido, Syriza, están demostrando que sí se puede. Sí se puede plantar cara a la Troika y a las directrices que impone Merkel.
El austericidio ha supuesto la ruina de Grecia. Europa ha tensado demasiado la cuerda, exigiendo inmisericorde el pago de una deuda imposible de pagar, a costa del bienestar de la población griega. Y el pueblo griego se ha hartado y dio su confianza y su esperanza a Syriza. Y Syriza no ha defraudado. Están plantando cara. El nuevo héroe, Yanis Varoufakis, ha sorprendido a Europa y está dando ejemplo de cómo no arrugarse ante Alemania, algo que el resto de líderes europeas deberían tomar en consideración.
De momento, Grecia está sola en ese frente antiausteridad. Por eso creo que el deber de los países periféricos debemos unirnos a Grecia. España (tenemos una magnífica oportunidad con Podemos), Italia, Chipre, Portugal o Irlanda. Países que se han visto muy dañados por las políticas de austeridad. Cuando todo eran vacas gordas, a los países del norte no les importaba favorecer a los corruptos (Nueva Democracia en Grecia, PP y PSOE en España...); ahora debemos asumir lo que esos mismos países nos imponen.
Syriza ha dado el primer golpe en la mesa. Ojalá muchos más lo secunden. Hoy podemos decir que Syriza significa esperanza. Y esa esperanza algún día se convertirá en realidad, aunque los viejos (neo)liberales rabien y pataleen.
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