martes, 24 de febrero de 2015

La quimérica confluencia



Hace unos días acudí a un acto-debate en torno a la necesaria confluencia de los partidos de izquierda para combatir los recortes sociales a los que nos somete la derecha. En el debate, organizado Unión por la Tercera República, participaron representantes de Compromís, Esquerra Unida, Guanyen València y Podemos Valencia. Me quedó clara una cosa cuando salí del debate: La confluencia en la izquierda es una quimera.
Hace ya algunos años que dejé mi militancia en Juventudes Socialistas y en el PSPV-PSOE. Allí fui testigo de muchas de esas luchas intestinas que desaniman incluso al más creyente en la causa. Si dentro de un mismo partido se producen luchas a navajazos (no hablo de críticas o debates internos), ¿cómo no se van a producir entre partidos diferentes?
La izquierda tiene dos males: Uno es que siempre se mira el propio ombligo. "Yo tengo razón y los demás están equivocados". El otro es que existen tantas sensibilidades de izquierdas como gente que dice pertenecer a ella. Y hasta que estos problemas no sean solucionados de alguna forma, la derecha nos pasará por encima y seguirá haciendo lo que le venga en gana.
La solución pasa por dejar de mirarnos el ombligo y que veamos las cosas que nos unen y dejemos a un lado las pequeñísimas diferencias que nos separan. Porque lo que está en juego son nuestros derechos sociales. Y no podemos estar cada cuatro años tirándonos los trastos, mientras la ciudadanía sigue sufriendo políticas de recortes que no hacen más que aplastarla y humillarla.
Debemos unirnos; debemos aunar fuerzas; debemos confuir; debemos converger. Es la única manera de vencer. Desgraciadamente esto, hoy por hoy, es una quimera. Solo vemos las diferencias que nos separan y, lo más triste y lamentable, no tenemos respeto (en muchos casos) por el resto de puntos de vista. Solo vale el punto de vista propio. Y el año que viene aún habrá algún ingenuo que se pregunte por qué la gente sigue votando a los de siempre.

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