El seguimiento que los medios de comunicación hicieron del asesinato de las tres niñas de Alcàsser fue de auténtica vergüenza. Desde entonces se han dado muchos casos parecidos y el tratamiento "informativo" no difiere mucho. El papel que juegan los medios es explotar el morbo, la paranoia de los padres, la falsa sensiblería y el amarillismo más puro.
Un caso en donde se ve esto muy claramente es en el caso del asesinato de Marta del Castillo. No ha habido día en que los programas matinales contactasen en directo con los juzgados para ver la salida de los tribunales de alguno de los encausados. Durante meses, Cuatro nos ha bombardeado con nuevas informaciones del caso y con entrevistas a amigos y familiares de la víctima o de los asesinos. Y Antena 3 y Telecinco no se quedan atrás en esta explotación morbosa.
Con otros casos como el de Mari Luz o el de Sandra Palo pasa tres cuarto de lo mismo. ¿Por qué cuando aparece alguna menor asesinada o se habla de reformar la Ley del Menor las cadenas enseguida acuden a pedir la opinión de estas personas? Por supuesto que estas personas tienen derecho a opinar y salir en televisión, pero no en calidad de experto. Sufrir una desgracia no te convierte en experto (menos aún, con todos mis respetos, si estás roto por el dolor), te convierte en víctima.
Los medios de comunicación no hacen más que explotar ese dolor en beneficio propio, porque saben que hay mucho morbo que saciar. Por cierto, ¿alguien sabe si ya han encontrado a Yeremi Vargas, Sara Morales y tantos otros desaparecidos sin dejar rastro y olvidados?
miércoles, 16 de febrero de 2011
El espectáculo de las niñas asesinadas
Firmado por Kurtz a las 17:35
Categoría: Periodismo
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2 comentarios:
Todavía recuerdo el caso de las niñas de Alcàsser, Nieves Herrero hizo un programa sobre ellas y me pareció absolutamente patético, demasiado urgar en las heridas, demasiado morbo para sacar tajada sobre tema tan doloroso.
Un abrazo
Las televisiones en este país siempre han jugado a ese juego por sacar audiencias. Y en este juego, desgraciadamente, jugamos todos: los espectadores con su morbo y las cadenas como saciadoras de ese morbo.
Un abrazo.
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