En el Facebook de Jorge Arbenz he encontrado una interesante reflexión:
"En el restaurante montado por los hermanos Adrià, cerca del Paral·lel de Barcelona, ya hay una lista de espera, para reservas, de tres meses. Te puedes pegar una comida o una cena a base de tapas, por el módico precio de unos 80 euritos de nada.
En la misma ciudad, un 15% de sus habitantes viven en el umbral de la pobreza o por debajo de él."
Y añado yo: Esta reflexión la podemos aplicar a cualquiera de nuestras ciudades. Restaurantes donde te puedes gastar pastones por comer raciones mínimas (comida deconstruida, creo que le llaman, o cocina de diseño), mientras mucha gente tiene lo mínimo para sobrevivir, o a veces, ni eso.
lunes, 28 de febrero de 2011
Contrastes
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