Me ha resultado muy interesante esta columna de Lucía Etxebarría en el diario ADN:
Y además de putas...
Leía en el Liberation un artículo sobre el caso Contador. No tengo ni idea de ciclismo ni de dopaje, pero lo que viene a cuento para este artículo es que el diario francés venía a decir algo como que a Contador lo habían absuelto por presiones políticas desde España, y que así se hacían las cosas en un país corrupto.
Me indigné al principio pero luego me di cuenta de que el Liberation tenía razón. Quizá hayan oído hablar del éxito deldocumental de Isabel Coixet sobre Garzón en la Berlinale, y se hayan quedado impactados, como se ha quedado toda la prensa extranjera, cuando descubren que en España al juez que destapa un caso de corrupción no solo no se le aplaude, sino que se lo inhabilita.
Lo mismo pasa con los que apoyamos que exista un control sobre las descargas ilegales. Un mínimo control, porque la ley Sinde es la más débil y tímida de toda Europa: aquí no se pena al usuario, ni tampoco al intercambio entre usuarios, sólo a ciertas páginas.
Que encima de putas ponemos la cama, oiga: no solo nos roban nuestros derechos de autor, sino que para colmo ingresan publicidad a base de llenar sus páginas con contenidos ilegales. Pero de nuevo, se convierte a la víctima en verdugo: nosotros atentamos contra la libertad de expresión. O sea, como la violada a la que se le culpa por llevar minifalda, nosotros somos malos por quejarnos si nos atacan.
Lo dicho: un país corrupto, una cueva de Alí Babá. Qué ganas de irse a vivir a Sildavia.
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