Hace un par de días, a raíz del último caso de dopaje en el deporte español, en el que se han visto involucrados varios atletas, entre ellos, Marta Domínguez, escuché la historia de otra atleta, de nombre Esther Disent (creo). Ella llevaba practicando atletismo de forma profesional desde los 19 años. Un día se dirigió preocupada a su entrenador. A pesar de que entrenaba todos los días, no lograba superar sus marcas personajes, mientras otras atletas lo hacían con bastante facilidad. Entonces, su entrenador le propuso entrar en un programa especial. Cuando ella descubrió que ese "programa especial" consistía en tomar sustancias prohibidas, ella dejó a su entrenador. Nunca llegaría a superarse y a destacar en el deporte.
¿Tiene una moraleja negativa esta historia? Yo creo que no. Ella no destacó, pero porque los demás, que al parecer, se dopaba en su gran mayoría sí lo hacía. Desgraciadamente, el deporte se ha convertido en un negocio. El atletismo no es ajeno a ello. Y así, ha llegado un momento en que sólo interesa ganar medallas y destacar. Pero no con espíritu de superación, sino con sustancias que mejoran el rendimiento.
Y ahora es cuando cabría preguntarse si merece la pena arriesgar la salud y la reputación de uno por una fama construida sobre cimientos de barro.
jueves, 16 de diciembre de 2010
El deporte, la superación y el dopaje
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