Oyendo las últimas declaraciones de Camps cada vez que le nombran el caso Gürtel, no me cabe ninguna duda: Camps ha perdido la cabeza. La última ha sido: "Usted [al portavoz socialista] se acoge al Código Penal, yo me acojo a la Senyera [bandera valenciana] y a mis conciudadanos para seguir trabajando por el futuro de esta tierra". Ahí queda eso. Y es que es normal, todos van a por él (como decía Woody Allen, uno que piensa que todo el mundo le persigue no es un paranoico, es un perspicaz): los jueces (los que no son "más que amigos"), los socialistas (tanto los de la Oposición, como los del Gobierno central), la policía, e incluso, ahora, el PP nacional (que aunque de puertas para afuera le apoyan, a nivel interno ese apoyo no está tan claro). Incluso hasta Mercedes Milá está contra él y contra Rita Barberá, que se ríen de todos los ciudadanos.
Y es que es normal que piense que todos van a por él. Él, que es incapaz de venderse por tres trajes (si se vende, se vende por más). Él que es el más pobre de entre los políticos valencianos y que es casi mileurista en una tierra donde todos nuestros políticos cobran más que él. Yo le empiezo a comprender. Pobrecico. Da una lastimica.
Pero Camps ya se ha levantado y ha dado un golpe en la mesa: Si le echan, Camps montará su propio partido. Ahí, con un par. Lo que me pregunto es quién votará a Camps, porque si bien el PP se ha convertido en el partido regional valenciano gracias a él, los blaveros no están muy contentos con el presidente valenciano (y menos con declaraciones como la de la Senyera). Siempre podrá intentar algún que otro delito electoral como los cometidos, presuntamente, en las elecciones de 2008.
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