La tradición de violar niñas

Hace unos días he alucinado bastante con las justificaciones de una familia de Mauritania que se enfrentaba aquí en España, concretamente en Cádiz, a pena de cárcel por obligar a su hija de 14 años a casarse con un hombre de 40 y a tener relaciones sexuales con él. Una práctica común en Mauritania (aunque no es legal). Ellos pedían que se respetase sus tradiciones.
Cuando una tradición consiste en violar a niñas, no hay justificación que valga. Ninguna moral puede estar por encima de las leyes de ningún país. Ni ninguna tradición. Y menos si esa tradición permite aberraciones como obligar a casar a una niña con un hombre que casi le triplica la edad y le obliga a mantener relaciones sexuales con él. Se podrán respetar sus tradiciones siempre y cuando no impliquen daño físico ni emocional contra nadie.
Porque si no, igual que se justifica que una niña se case con un hombre para mantener relaciones sexuales, se podría justificar que en Camboya y los países de los alrededores, por ejemplo, las niñas de familias pobres y sin recursos sean vendidas a burdeles donde son maltratadas y violadas todos los días hasta que contraen alguna enfermedad de transmisión sexual.
Hace unos días, Isabel Romana me enviaba, vía e-mail, este enlace que contiene un artículo de Pilar Rahola sobre el tema. Es duro, pero que una niña sea violada hasta prácticamente su muerte no es precisamente algo alegre. Creo que el artículo merece la máxima difusión posible.
Y ojalá llegue un día en que ninguna niña sea violada, pero además, nadie se justifique en tradiciones absurdas y dañinas.