Begoña Gómez hoy, en su columna del diario ADN, sobre el décimo aniversario de la masacre del Columbine.
El repartidor de pizzas
"A Eric Harris y Dylan Klebold, los autores de la masacre de Columbine, nada podría hacerles más ilusión que saber que 10 años después se les sigue recordando. Con su vídeo autograbado, su estilismo de asesino de película barata -los abrigazos negros- y sus diarios repletos de esvásticas y faltas de ortografía, han fijado el modelo para todos los tiroteadores de instituto que han venido después. Pusieron el molde. Les encantaría saber, también, que han superado en fama a Tim McVeigh, el carnicero de Oklahoma, su modelo de inspiración.
Varios libros escritos con motivo de la efeméride desmienten, sin embargo, el relato del chico raro. El que ellos mismos quisieron dejar como obituario y que los medios adoptaron con gusto. No eran góticos, ni miembros de la Mafia de la Gabardina( un grupo de su instituto), ni víctimas de bullying. Klebold incluso asistió a su prom, al baile del instituto, tres días antes de la masacre (mancha incorregible en el autorretrato de cualquier teen inadaptado). Las investigaciones también arrojan otra conclusión: si Columbine fue en el fondo una chapuza -la intención de los asesinos era volar toda la escuela, como hizo McVeigh, no tirotear alumnos uno por uno- fue por falta de fondos. Harris compraba la munición con lo que ganaba repartiendo pizzas. O sea, poco. De haber tenido un trabajo mejor, hubiera podido ir al mall,como todo estadounidense que ejerce su legítimo derecho a defenderse -letanía que repitió Obama en México la semana pasada- y comprar pólvora de la buena."
Varios libros escritos con motivo de la efeméride desmienten, sin embargo, el relato del chico raro. El que ellos mismos quisieron dejar como obituario y que los medios adoptaron con gusto. No eran góticos, ni miembros de la Mafia de la Gabardina( un grupo de su instituto), ni víctimas de bullying. Klebold incluso asistió a su prom, al baile del instituto, tres días antes de la masacre (mancha incorregible en el autorretrato de cualquier teen inadaptado). Las investigaciones también arrojan otra conclusión: si Columbine fue en el fondo una chapuza -la intención de los asesinos era volar toda la escuela, como hizo McVeigh, no tirotear alumnos uno por uno- fue por falta de fondos. Harris compraba la munición con lo que ganaba repartiendo pizzas. O sea, poco. De haber tenido un trabajo mejor, hubiera podido ir al mall,como todo estadounidense que ejerce su legítimo derecho a defenderse -letanía que repitió Obama en México la semana pasada- y comprar pólvora de la buena."
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