sábado, 27 de septiembre de 2008

El señor de las moscas

De entre todas las obras que disertan sobre la condición humana y el mito del "buen salvaje" (sobre si el hombre en un estado salvaje se comporta mejor que el hombre "civilizado"), una de mis favoritas es la novela del Nobel William Golding El señor de las moscas.
La novela comienza cuando un grupo de niños ingleses llegan a una isla desierta. Acaban de sobrevivir a un accidente de avión en alta mar. La novela empieza como una historia de aventuras familiar (a juzgar por la primera escena en la que se describe a dos de los protagonistas bañándose despreocupadamente), pero poco a poco el relato va oscureciéndose. Los niños que han asumido el papel de líderes ven la necesidad de organizarse y marcar unas normas hasta que sean rescatados, pero todos los intentos por encontrar esa organización chocarán con ellos mismos y acabarán dividiendo al grupo en dos con visiones diferentes de lo que necesitan para sobrevivir.
Conforme avanza el relato nos damos cuenta de algo: el ser humano es malo por naturaleza, viva en un entorno salvaje o civilizado. La isla que ellos perciben como una amenaza es el mundo que los rodea. Es una novela tremendamente simbólica. Los niños empiezan a olvidar la posibilidad de ser rescatados; las sociedades fallan cuando olvidan el objetivo de sus normas. Y, al igual que los propios niños, se entregan a la violencia y el salvajismo cuando ésto pasa.
La novela fue escrita en 1954 y fue adaptada dos veces al cine (1963 y 1990) de forma bastante lograda.

4 comentarios:

Jove Kovic dijo...

Y la versión de 1963 es excelente. Muy buena recomendación. Una abraçada ben forta.

Kurtz dijo...

Reconozco que la primera que vi fue la de 1990, después la de 1963 y después leí el libro.
Pero eso no me impide poner las cosas por su orden de calidad.
Una abraçada.

Mikel Huerga dijo...

Yo vi la película (lo reconozco, no sé qué versión) y tambien me parece muy recomendable, por las razones que da Kurtz en el post.

Muy buena historia, muy simbólica e interesante.

Kurtz dijo...

Si er en color, sería la versión de 1990.
Lo bueno de esta historia es precisamente sus matices y su simbología.