Hace unos días dimitía, sin haber ejercido el cargo, Guillermo Zapata, concejal de Cultura y del Gobierno de Ahora Madrid. La razón fueron una serie de tuits escritos hace cuatro años (cuando él no era una figura pública ni tenía proyección de serlo) en los que hacía chistes sobre los judíos, las niñas asesinadas de Alcàsser, Marta del Castillo o las víctimas de ETA (especialmente de Irene Villa). De nada sirvieron las explicaciones y disculpas ofrecidas por el propio Zapata (y a las que nadie quiso hacer caso). de nada sirvió que el padre de Marta del Castillo o Irene Villa minimizaran lo ocurrido aceptando las disculpas del ya exconcejal. Al final, Zapata tuvo que dimitir, añadiendo un esperpento más a este país: Se debe dimitir por hacer chistes negros en Twitter pero si te pillan robando estás disculpado.
Gürtel, Púnica, ERE y cursos de formación en Andalucía, Brugal, Fabra, Pokémon... No son chistes de humor negro; son casos de corrupción que los partidos han ido tapando hasta que la verdad empezó a rebosar. El PP ha realizado estos días "cambios". Entre ellos, ha sido número tres del partido Fernando Martínez Maíllo, quien está imputado por el caso Caja España (aunque Pablo Casado dice que no está imputado sino que está llamado a declarar en calidad de imputado; nos toman por gilipollas). Maíllo no dimite. Y esto no es humor negro. Tampoco es humor negro que destacados miembros del PP, incluido el propio Pablo Casado, hayan menospreciado a las víctimas del franquismo. Incluso, en alguna ocasión, han relativizado el daño y dolor provocado por la dictadura franquista (que, recordemos, fue aliada del maor asesino de judíos del siglo XX). Tampoco son humor negro las declaraciones machistas de algunos miembros del PP, entre ellos, el candidato a las elecciones europeas pasadas, Miguel Arias Cañete. O las declaraciones también machistas de Francisco Javier León de la Riva, el ya exalcalde de Valladolid. O las declaraciones racistas y xenófobas, incluso durante campaña, de gente como Xavier García Albiol. Eso tampoco es humor negro. Ni es humor negro que un ministro de Defensa mezclara los restos de treinta militares fallecidos en un accidente aéreo. Tampoco es humor negro que se nos mintiera sobre el peor accidente de metro de España y que se despreciara a los familiares de los fallecidos negándoles la verdad. Todo esto, al parecer, no es motivo de dimisión. Quizá es porque estas son cosas serias y no chistes. Vamos, que en este país un chiste negro te puede obligar a dimitir, pero no así el dinero negro o las declaraciones realizadas de forma seria. Aunque a mí, lo que me queda claro, es que al final los de izquierdas somos los que tenemos que pedir perdón.
martes, 23 de junio de 2015
No es humor negro
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