El peligro de ser niña y estudiante

Malala Yousufzai, la niña de la fotografía, se ha convertido en el nuevo objetivo de los talibanes en Pakistán. Su delito, al parecer, es muy grave para unas mentes tan atrasadas como las de los talibanes. Y es que Malala Yousufzai, a pesar de su juventud (tan sólo catorce años), se ha convertido en una importante activista en favor de la educación de las niñas en el país. Esto la ha convertido en objetivo estos grupos retrógrados que no quieren que las niñas reciban educación.
Malala Yousufzai y su familia ya habían recibido amenazas. Y esas amenazas cristalizaron cuando un talibán le disparó este martes dos tiros. Dos niñas también resultaron heridas, pero quedaron fuera de peligro. La peor parte se la llevó Malala que recibió un tiro en la cabeza y otro en el cuello. Rápidamente fue trasladada a un hospital militar donde lograron extraerle la bala de la cabeza. Los médicos se muestran esperanzas en la evolución de la niña.
He de reconocer que noticias como ésta me hacen perder el ánimo y la fe en la Humanidad. El hecho de que un fanático religioso sea capaz de imponer su voluntad a tiros, y más si lo que tiene como objetivo es una niña de catorce años que sólo exige que la población sea educada (una reivindicación justa), es algo que no tiene pies ni cabeza. A veces dudo de que seamos el animal más evolucionado. Pero hoy me apetece darle la vuelta a la noticia. El hecho de que una niña de catorce años practique una labor reconocida en favor de la educación de las niñas de su país, a pesar de las amenazas, sin duda me hace recuperar esa fe en la Humanidad.
Desde este blog me uno a la condena por el repugnante ataque y traslado todo mi ánimo a Malala Yousufzai.