La escalera de Jacob es una de esas películas de terror que trascienden más allá del género para contarnos una historia de personajes. Una historia angustiosa, inquietante y agobiante. Dirigida por Adrian Lyne (la mejor película de su filmografía) y protagonizada Tim Robbins, Elizabeth Peña, Danny Aiello, Matt Craven, Macaulay Culkin y Ving Rhames (todos ellos irreconocibles, pues la película data del año 1990) asistimos a un descenso literal al infierno de un ex combatiente de la guerra de Vietnam. Este hombre, que vive acosado por sus recuerdos de la guerra, es perseguido por otras alucinaciones más delirantes: monstruos y demonios que le acechan. Intentando averiguar algo sobre el origen de estos alucinaciones, empieza a sospechar que existe algún tipo de conspiración contra él.
La película, por su parte, tiene multitud de críticas (contra las guerras, contra las drogas...), referencias (sobre todo religiosas, empezando por el mismo título, que referencia el episodio bíblico del sueño del profeta Jacob y la escalera por la que descendían los ángeles desde el cielo) e incluso una reflexión sobre la vida y sobre la realidad y la ficción y la delgada línea que las separa.
La película se beneficia del gran trabajo de Tim Robbins que permite introducir al espectador en su locura y su paranoia, con lo cual es fácil sentir el mismo miedo que él siente. Ahí es donde la película triunfa, gracias a su magnífica atmósfera y a su intensa puesta en escena. En fin, muy buena película, aunque bastante sobrecogedora. Quizá le sobra algún minuto, pero es un defecto mínimo en una película muy interesante en su conjunto.
domingo, 14 de junio de 2009
La escalera de Jacob
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