Si Obélix existiera y se diera una vuelta por Valencia, seguro que cambiaba su famosa frase por la del título de este post. Y es que la locura de Camps se ha vuelto contagiosa y ahora es una locura compartida; compartida por el resto de su partido.
La semana pasada nos sorprendía el PP valenciano presentando una denuncia en el juzgado de guardia contra la Policía Nacional. La razón era supuestas grabaciones y escuchas ilegales en la sede del PP en Valencia.
Los hechos sucedieron el pasado 10 de junio. En la sede del PP en Valencia, situada en la calle Quart, se presentaba la nueva página web de Rita Barberá y sus perfiles en las redes sociales de Tuenti y Facebook. Es entonces cuando los escoltas de Barberá descubren una furgoneta Citroën Berlingo "sospechosa" y cuyos ocupantes realizan "movimientos sospechosos". Los escoltas piden la identificación a los ocupantes, los cuales contestan que son policías y están realizando labores de vigilancia de un acto en el Jardín Botánico (junto a la sede del PP). En el PP no se creen la versión porque dicen que "allí no hay nada, sólo árboles". Sin embargo, ese mismo día sí que había un acto en el Jardín Botánico. Se presentaba el documental Més enllà del muro (Más allá del muro) sobre el viaje que el verano pasado realizaron un grupo de músicos y cantantes valencianos y catalanes a Palestina. La policía realizaba labores secretas de seguimiento de dicho acto, algo corroborado por el delegado de Gobierno y por la Justicia (algo que, evidentemente, ha molestado a los organizadores del acto del Botánico). Total, que una vez más, el PP lanza acusaciones sin tener todas las pruebas ni todas las certezas y cae en el más absoluto ridículo por culpa de su paranoia.
Mientras, Camps está triste. Rajoy le apoya, sí (ahora dice que sólo actuará contra Camps si el juez Flors levanta un "maremoto judicial"), pero ya no viene a la Comunidad Valenciana a fotografiarse con él. No me extraña que su locura vaya en aumento. Se siente solo. Y así, hoy ha vuelto a vomitar acusaciones infundadas: El PSPV usa "artimañas horrorosas" (no específica cuáles) para gobernar la Comunidad Valenciana porque son incapaces de "gobernar democráticamente" (cómo si él pudiera dar lecciones de Gobierno democrático). Asegura que los socialistas han montado una "realidad paralela" con el tema Gürtel (aunque él no muestra los contratos ni las pruebas que demuestran su inocencia).
Lo dicho: Estos valencianos están locos.
La semana pasada nos sorprendía el PP valenciano presentando una denuncia en el juzgado de guardia contra la Policía Nacional. La razón era supuestas grabaciones y escuchas ilegales en la sede del PP en Valencia.
Los hechos sucedieron el pasado 10 de junio. En la sede del PP en Valencia, situada en la calle Quart, se presentaba la nueva página web de Rita Barberá y sus perfiles en las redes sociales de Tuenti y Facebook. Es entonces cuando los escoltas de Barberá descubren una furgoneta Citroën Berlingo "sospechosa" y cuyos ocupantes realizan "movimientos sospechosos". Los escoltas piden la identificación a los ocupantes, los cuales contestan que son policías y están realizando labores de vigilancia de un acto en el Jardín Botánico (junto a la sede del PP). En el PP no se creen la versión porque dicen que "allí no hay nada, sólo árboles". Sin embargo, ese mismo día sí que había un acto en el Jardín Botánico. Se presentaba el documental Més enllà del muro (Más allá del muro) sobre el viaje que el verano pasado realizaron un grupo de músicos y cantantes valencianos y catalanes a Palestina. La policía realizaba labores secretas de seguimiento de dicho acto, algo corroborado por el delegado de Gobierno y por la Justicia (algo que, evidentemente, ha molestado a los organizadores del acto del Botánico). Total, que una vez más, el PP lanza acusaciones sin tener todas las pruebas ni todas las certezas y cae en el más absoluto ridículo por culpa de su paranoia.
Mientras, Camps está triste. Rajoy le apoya, sí (ahora dice que sólo actuará contra Camps si el juez Flors levanta un "maremoto judicial"), pero ya no viene a la Comunidad Valenciana a fotografiarse con él. No me extraña que su locura vaya en aumento. Se siente solo. Y así, hoy ha vuelto a vomitar acusaciones infundadas: El PSPV usa "artimañas horrorosas" (no específica cuáles) para gobernar la Comunidad Valenciana porque son incapaces de "gobernar democráticamente" (cómo si él pudiera dar lecciones de Gobierno democrático). Asegura que los socialistas han montado una "realidad paralela" con el tema Gürtel (aunque él no muestra los contratos ni las pruebas que demuestran su inocencia).
Lo dicho: Estos valencianos están locos.
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