Dicen que el rey francés Luis XIV al enterarse de que el Parlamento de París se había reunido a sus espaldas en 1655, abandonó una cacería y, vestido con su traje de montería, interrumpió la reunión política con esa frase histórica: "El Estado soy yo". Aunque muchos expertos dudan de la veracidad de la anécdota (Luis XIV era un joven de diecisiete años, poco impulsivo y parco en palabras, en la época en la que se le atribuye dicha frase), la frase ha pasado a la Historia como una descripción de la mentalidad absolutista de los reyes de la época frente a las organizaciones democráticas.
Sea verdad o no, el espíritu de la frase ha sobrevivido hasta hoy. Y precisamente suelen utilizarla, no sólo los dictadores; también aquellos que se refugian en la democracia de sus actos. El ejemplo preferido de muchos es Hugo Chávez, presidente de Venezuela.
Pero no nos vayamos muy lejos. Francisco Camps, presidente de la Comunidad Valenciana también sigue la misma doctrina. ¿Qué tienen en común Chávez y Camps? Sencillamente que ambos llevan años acusando a sus críticos de ir contra los intereses de las regiones que gobiernan. Si criticas a Chávez, criticas a Venezuela entera. Si criticas a Camps, criticas a todos los valencianos y valencianas.
"El Estado soy yo", ni más ni menos.
martes, 23 de marzo de 2010
El Estado soy yo
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