miércoles, 3 de diciembre de 2008

¿Y si hubieran dimitido?

Ayer de madrugada (o sea, técnicamente hoy) leí este post en el que su autor reflexionaba sobre la actuación de varios miembros del Gobierno de Aznar (incluido el propio Aznar) a partir de la actuación de dos políticos de India. Estos dos políticos indios eran el ministro de Interior, que dimitió tras el atentado de Bombay y el gobernador del estado al que pertenece Bombay, el cual ha puesto su cargo a disposición del parlamento, a pesar de no disponer de competencias en materia antiterrorista.
Soy muy dado a imaginar escenarios ficticios, y más en política. Al instante, imaginé qué hubiera pasado si el 3 de julio de 2006 (para quien ya no se acuerde, ese día se produjo el peor accidente de metro en España con 43 muertos y 47 heridos) hubiesen dimitido los responsables políticos (que en este caso, sí que tenían competencias en la materia). Francisco Camps,presidente de la Comunidad Valenciana; José Ramón García Antón, entonces conseller de Infraestructuras y Transporte; y Marisa Gracia, directora gerente de Ferrocarrils de la Generalitat Valenciana (FGV).
La realidad es bien diferente. Camps y Gracia continúan en el mismo puesto (y el caso de Camps es más sangrante debido a que fue reelegido por el pueblo al año siguiente de la tragedia). García Antón dejó la consellería de Infraestructura y Transporte... para ocupar la consellería de Medio Ambiente, Agua, Urbanismo y Vivienda, una consellería "más importante".

Transcribo a continuación, un artículo bastante revelador de nuestro Estatuto de Autonomía (el cual, por cierto, fue reformado ese mismo año 2006):

"Artículo 14:

Los poderes públicos velarán por los derechos y necesidades de las personas que hayan sufrido daños causados por catástrofes naturales y sobrevenidas".

Este artículo se introdujo en la reforma del Estatuto.Hoy se cumplen dos años y cinco meses de la tragedia del metro en Valencia. Los familiares de las víctimas y los supervivientes seguirán reclamando lo que ya debería haber salido hace mucho tiempo de los propios políticos valencianos.

6 comentarios:

Anónimo dijo...

Kurtz, está más que visto que en este país los que llevan al poder se agarran a sus sillones como percebes a las rocas. Personalmente me da un asco enorme. Asco, si. Porque con esas actuaciones queda claro que no están arriba para encargarse de los demás, sino por orgullo propio.
Un saludo

Kurtz dijo...

Yo ya no sé si siento asco, repugnancia o rabia ante la clase política que tenemos que prefiere mirar a otro lado antes de responder a las necesidades de la ciudadanía para la que dicen gobernar.
Un saludo.

Belén dijo...

Aquí nadie dimite, ni dimitió González después de todas las polémicas de corrupción, ni dimitió Aznar después del 11M, ni dimitirá Zp y eso que nos está llevando a la ruina caracolera sin hacer absolutamente nada, solo pedir confianza...

Besicos

Kurtz dijo...

Por lo mismo que señalábamos arriba, el gusto a la poltrona.
De todas formas, tanto Aznar como González pagaron su precio político.
Besicos

Anónimo dijo...

En este país ningún político dimite por que se creen que están por encima del bien y el mal y que ellos cuando se equivocan no tienen ninguna responsabilidad.Lo penoso es que son los ciudadanos con sus votos los que legitiman a estos embaucadores haciendoles que se crean con el derecho a dar lecciones morales a la minoría que les hace ver la realidad, no la que ellos quieren ver o nos quieren hacer ver a traves de su maquina propagandística(en el caso del pp en valencia está claro que son canal 9 y el diario las provincias).A veces es inexplicable o por lo menos a mí me cuesta entender que alguien que te está robando delante de tus narices ,les des las gracias y permitas que te siga robando(debe ser que tanto olor a gasolina y contaminación que dejó la formula one en valencia ha hecho mucho daño en la gente).

Kurtz dijo...

Eso es lo que pienso. Cuando es elegido un político, se sube al pedestal y mira desde ese alto pedestal al resto de los mortales. Es paradójico, pero por muchas corruptelas y corrupciones que se lleven a cabo, esos corruptos siempre tendrán gente apoyándoles (entre los ciudadanos de a pie) y nunca diomitirán ni reconocerán sus errores.