El delito se paga

Si existe un genio actualmente en el panorama cinematográfico mundial, ese es Woody Allen (reconozco que no soy muy objetivo porque me encantan todas las películas de Allen, desde la primera hasta la última).

Una de las moralejas que se puede extraer de muchas de sus películas es que el delito se paga, pero no por medio de la Justicia terrenal (los primeros que deberían caer son los propios abogados y jueces, como nos mostró en el descenso a los infiernos de su personaje en Desmontando a Harry). La Justicia que reciben los infractores de algunas de las películas de Allen es una suerte de Justicia divina. Además, el crimen nunca es magnificado como hacen otros.

Alan Alda lo comprobó cuando mandó matar a su amante para que no comprometiera su posición social en Delitos y faltas. Jonathan Rhys Meyers estaba dispuesto a matar a quien fuera para ascender socialmente en Match Point. Después pagó las consecuencias aunque pudiera parecer lo contrario.

En Cassandra's dream (el sueño de Casandra), Woody Allen nos muestra a dos hermanos, Ewan McGregor y Colin Farrell (en su mejor papel), con aspiraciones sociales diferentes, aspiraciones que acabarán condenándolos.

Sin duda, Londres ha supuesto todo un cambio de aires para Woody Allen. Sorprendió a propios y extraños con Match Point y, a pesar de Scoop, en Cassandra's dream vuelve a diseccionar al ser humano con sus pasiones más bajas y sus errores.

Es, sin duda, la obra maestra de Allen de todos los años. Y que nadie espere una comedia. Es un dramón impactante como lo era Match Point.

¿Dónde está el límite de nuestra ambición? Ni nosotros lo sabemos.