jueves, 26 de agosto de 2010

Lo que la política separó, la corrupción lo junta

Desde que Zaplana dejó el PP valenciano para irse de aventuras por Madrid, siendo sustituido por Camps, se desató una lucha de poder (porque en el PP no hay, ni puede haberlas, luchas ideológicas). Se formaron dos grupos: los zaplanistas y los campsistas. Todos votan al final al PP porque los campsistas controlan Valencia (y Fabra presta su apoyo y el de toda Castellón a Camps) mientras que los zaplanistas controlan Alicante.
Camps abandera (lógicamente) el campsismo. Ripoll es el representante del zaplanismo.
En el pasado, ambos políticos mantuvieron agrias disputas dialectales. Tras estallar el caso Gürtel, con la imputación de Camps y gran parte del Gobierno valenciano, Ripoll se mostró muy crítico. Pedía la dimisión del propio Camps por higiene política. Ya no le prestaba apoyo al valenciano e, incluso, se ausentaba de los actos del partido en apoyo de Camps.
Pero en político los giros de 180º son normales. Resulta que Ripoll se ha visto implicado en el caso Brugal. Y claro, queda mal decirle a alguien que dimita por la mierda que esconde cuando uno también esconde mierda.
Así pues, el pacto entre caballeros ya está hecho: Camps apoya a Ripoll y Ripoll apoya a Camps. Cosas de la política, que hace extraños compañeros de cama.

No hay comentarios: