Se me derrumban algunos mitos

Este año, por primera vez en mi vida, tuve que hacer la Declaración de la Renta. Siempre había oído que, la primera vez, Hacienda te mete un buen sablazo. Pero no, Hacienda me ha devuelto 30 euros. Vale, no da para una mariscada, pero menos da una piedra. Supongo que el colaborar económicamente con tres ONGs ayudó bastante a evitar ese sablazo.

Pero no es el único mito que se me ha caído en los últimos meses. Recientemente, participé en una campaña antiarmas en Internet. La acción consistía en enviar un mail a los principales gobernantes del mundo para exigirles un control sobre la venta de armas. Entre los destinos de los mails estaba, por supuesto, la Casa Blanca. Pues me contestaron con este texto:

"On behalf of President Bush, thank you for your correspondence. We appreciate hearing your views and welcome your suggestions. Due to the large volume of e-mail received, the White House cannot respond to every message. Thank you again for taking the time to write."

(Soy bastante lelo en inglés, pero creo que más o menos se entiende). Vale que seguramente será un mensaje generado automáticamente y que ni Bush ni siquiera los becarios de la Casa Blanca habrán leído mi correo, pero seguro que he cruzado más palabras con Bush que Zapatero. Para que luego digan que este tipo de correos no reciben respuesta.

¿Y quién dijo que el Instituto Opina, ésos que hacen las encuestas de intención de voto, no existe? Un mes antes de las últimas elecciones generales me llamaron para hacerme una encuesta sobre a quién iba a votar, cómo estaba de satisfecho con el Gobierno y los ministros, qué valoración daba a los diferentes políticos e, incluso, si prefería que ganase las primarias demócratas Barack Obama o Hillary Clinton (por entonces, el Partido Demócrata todavía estaba celebrando sus primarias).

En fin, a partir de ahora habrá que creer menos en mitos y leyendas urbanas.