Injusticias legalizadas

Ya ha surgido la primera condena contra un preso de Guantánamo: Shalim Ahmed Hamdan, de origen yemení y ex chófer de Ben Laden ha sido condenado a cinco años por "apoyo material al terrorismo". La sentencia fue dictada en un juicio celebrado en la propia base militar que, ni de lejos, fue el juicio justo que se intenta vender. El acusado no habría salido libre ni aunque lo hubiese declarado inocente y los abogados defensores no tenían acceso a toda la información (por motivos de "seguridad nacional") y además tuvieron que estudiar más de mil folios que recibieron un día antes del juicio. Pero claro, teniendo en cuenta el limbo jurídico que supone Guantánamo, donde los presos no saben por qué están allí, donde son interrogados en plena noche, sin presencia de abogados y siendo torturados, pues no se podía esperar un juicio justo.

Pero no sólo de Guantánamo viven las injusticias en Estados Unidos. José Ernesto Medellín, mejicano, fue ejecutado en el estado de Tejas, cuyo gobernador Rick Perry puede enorgullecerse por ser el gobernador que más ejecuciones aplica en el país (si es que alguien con dos dedos de frente puede enorgullecerse por algo así). Fue ejecutado a pesar de que existía una orden en contra del tribunal de La Haya.

Y esta es la democracia y la justicia que quieren extender por el mundo. La de matar aunque puedan existir irregularidades en la condena, la de eres culpables digas lo que digas. Saltándose a la torera, si es necesario, lo que diga Amnistía Internacional u otras instituciones internacionales.

Actualización (13:07): Tejas ejecuta al segundo preso inmigrante en menos de 48 horas: Heliberto Chi, de Honduras, cuya apelación se basaba en que no recibió asistencia consular durante su arresto.