En 1985, Nanni Moretti, uno de los mejores directores de cine de Italia, dirigió esta "pequeña" obra maestra. Narrada en forma de comedia dramática, nos cuenta la historia de un joven sacerdote destinado a un aparroquia de Roma, tras haber ejercido sus funciones en una isla del sur de Italia. En su nuevo destino, se reencuentra con su familia y amigos, al mismo tiempo que intenta cambiar las cosas. Pero sus continuos fracasos y una crisis personal, le llevan a cuestionarse su labor dentro de la Iglesia.
Más que una película religiosa, lo que Moretti propone es una crítica a la sociedad italiana de la época, así como un reflejo del fracaso de las utopías, por buenas que éstas sean. Tanto es así, que la frase del título es la frase final de la película. Cada vez que el sacerdote (interpretado por el propio Moretti) interviene para arreglar alguna situación (unir a sus padres; unir a su hermana con su novio; llevar por el buen camino a dos amigos suyos, uno terrorista y otro un pervertido sexual), las cosas terminan rematadamente mal. Ahí radica la principal diferencia de esta película con otras de similar argumento: los consejos del cura acaban empeorando la situación. Quizá se quiera así subrayar el desapego de la sociedad con lo religioso, y viceversa.
sábado, 14 de noviembre de 2009
La misa ha terminado
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2 comentarios:
Tomo nota de la recomendación. Una abraçada.
No sé por qué hubiera jurado que esta película ya la habías visto.
Una abraçada.
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