Cómo perdí la ilusión

Al hilo de lo que comentaba ayer, hoy voy a hablar de mi militancia en la vida política en esta ciudad. Quiero empezar diciendo que todo lo que voy a escribir aquí lo hago a título personal y que la única persona que ha intervenido en la elaboración de este post he sido yo. Dicho esto, paso a explicar el título de esta entrada.

Entré a militar en la organización de Juventudes Socialistas hace dos años. Recuerdo que fue el fin de semana que se votaba la Constitución europea, que yo voté en contra a pesar de la posición socialista. Me costó bastante relacionarme con la gente debido a mi timidez, pero poco a poco fui conociendo a la gente... y conociendo ciertas cosas.
Hubo compañeros de la organización (no de la agrupación a la que pertenezco), que me dijeron en más de una ocasión: "Tú eres demasiado idealista para militar en cualquier organización política. Y para dedicarte a eso, o apartas el idealismo, o el idealismo te apartará". Yo sabía que tenían razón, pero no sabía que la profecía se cumpliría tan pronto. Concretamente, durante la campaña de las últimas elecciones.
Y no porque el resultado final nos fuera desfavorable, sino porque durante la campaña tuve la certeza de que no íbamos a ganar, aunque me autoconvenciera de lo contrario. Y es que, cuando las cosas se hacen mal, el resultado es malo. Los voluntarios de la campaña de Carmen Alborch, por ejemplo, no trabajábamos para el partido, sino para una empresa contratada por el partido. Y era curioso que de todos nosotros, sólo una persona estaba afiliada al partido. Ni siquiera yo lo estaba, aunque estuviese afiliado a Juventudes. Nadie quería hacer propaganda por Carmen, y si en tu propio partido no te apoyan, ¿quién te va a apoyar? Muchos compañeros pueden atestiguar que acabé quemado por culpa de la campañita.
Después, increíblemente, nadie estaba dispuesto a hacer autocrítica y (casi) todos hablaban de los "muy buenos resultados" del PSPV en Valencia. Y, por supuesto, la crisis no existe.

Intenté rehacerme y volver a tener fe en aquello en lo que creía, por lo que decidí afiliarme al PSPV, pero mi fe no duró ni veinticuatro horas. Al día siguiente, estallaba el caso Pla.
¿Cómo puede extrañarme que pasen estas cosas en el partido si en Juventudes pasa esto o esto...? (Perdón por referenciar a un periódico de derechas). Precisamente el tema de los censos en Juventudes ha sido el caballo de batalla de muchas agrupaciones que denuncian que, por ejemplo, tiene gente afiliada que no consta en ningún censo. Yo mismo tengo dos carnets de afiliado con fechas diferentes de ingreso (eso sí, no pago dos cuotas, faltaría más). Es muy fácil criticar al PP o a Carlos Fabra y compañía cuando se intenta hacer lo mismo que ellos.
Precisamente, este fin de semana se celebraba en Valencia el IX Congreso Nacional Ordinario de JSPV. Se ha elegido la continuidad. Pues bien. Así están las cosas. Si nos iba mal antes, ¿nos va a ir mejor ahora con los mismos?

Mientras no reconozcamos nuestros errores y fallos, se necesitará, no sólo un relevo generacional, sino una renovación de la mentalidad de los que mandan.
Quien piense que estoy dando una mala imagen de JSPV y del PSPV, que piense que no estoy dando peor imagen que la que están dando algunos.
Tampoco quiero cerrar este post sin aclarar que, no tengo ninguna crítica contra mis compañeros de agrupación, los cuales, para mí, son las personas más íntegras. trabajadoras y honradas, que uno puede encontrar en el panorama político de la ciudad. Más teniendo en cuenta que no cobran nada por lo que hacen.
Y por último, señalar que este blog no se va a convertir en el "Diario de un socialista arrepentido". Sigo considerándome socialista más allá de unas siglas y eso es algo que nadie logrará cambiar. Y de arrepentido nada; entrar en Juventudes fue, a pesar de (casi) todo, la (casi) única decisión que he tomado en mi vida de la cual no me arrepiento.

¡SALUD!